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Poco a poco, a impulsos del hacha y de la sierra, fueron desapareciendo los copudos y grandes castaños de hojas anchas y frescas con sus torsos retorcidos de piel rugosa, los gigantescos robles que habían renovado sus hojas picadas más de trescientas veces, los nogales que parecen enormes plantas de albahaca, los jugosos pomares, cuyas ramas se doblan hasta dejar delicadamente el fruto en el suelo, y otros árboles de arraigo y respetabilidad en el país.

De un golpe derribó a Raguet... Tomó a Catalina en sus brazos... Lamiole con su lengua rugosa las heridas... Y llevola cargada como una criatura a su jaula... Al volver en , Raguet recordó que en la casa no había nadie a quien pedir auxilio. Tomó su sombrero y huyó cobardemente, sintiendo siempre detrás de los pasos vengadores de Cónsul...

Desprecia a Miquis, que habiendo descubierto un tesoro, permitió que ese tesoro fuera para todos menos para él. El simple y desventurado Miquis ha sido un libertino del estudio; sus calaveradas han sido las calaveras. A su lado pasó, coronada de rosas y con la copa en la mano, la imagen de la vida, y Miquis volvió los ojos para contemplar embebecido, ¡ay!, la rugosa faz de los catedráticos.

Trepando por la selva hacia la cumbre de la montaña, se ve que los árboles tienen que luchar cada vez más para conservar su existencia en la atmósfera, que se va enfriando. Su corteza es más rugosa, su tronco menos recto, sus ramas más nudosas, su follaje menos abundante y más duro. Sólo pueden resistir á las nieves, á las tempestades y al frío por el abrigo que se dan unos á otros.

Vetusto, comido de húmeda y verdegueante lepra, sustentado en postes de madera que iba pudriendo el agua, brillaba sobre el edificio la rueda, como el ojo disforme sobre la morena y rugosa frente de un cíclope.

Cuando llegó usted a casa creímos que el capellán era demasiado joven.... no se ofenda usted...: estábamos acostumbrados a la frente rugosa, a las canas del pobre viejecito que le precedió. Después hemos visto que el carácter suple en usted lo que otros adquieren a fuerza de años; y, francamente, nadie hubiera creído que pueda infundir tanto respeto quien cuenta todavía tan pocos.

»Creo que en cinco semanas no habré dormido en junto unas cuarenta y ocho horas. ¡Gracias a que muy pronto descansaré por toda una eternidad! »Hoy, cualquiera que viese mi rostro demacrado y mi frente rugosa, no reconocería en , a aquel joven apasionado, alegre, lleno de vida y henchido de esperanza hace dos meses. Estoy aniquilado, envejecido; en cuarenta días he vivido cuarenta años.

Reinaba un gran silencio. El galán no apartaba los ojos de la rugosa muralla, a cuyo pie la roca granítica, rebajada por manos inmemoriales, remeda el embate de un mar.

Todas las grandes leyes atmosféricas se establecen, no en la reducida superficie de las tierras, rugosa y quebrada, sino en la limpia extensión de los océanos, que permite á las moléculas obedecer libremente á las leyes mecánicas de los flúidos. Spadoni tocó en un codo á Castro. Quería comunicarle en voz baja la inaudita ganancia que acababa de realizar.

Azorín y Sarrió han pasado unas horas en la ciudad sosegada. Y a otro día han regresado a Petrel. En la estación han visto cuatro monjas. Estas monjas eran pobres y sencillas. Una era alta y morena; tenía los ojos grandes y los dientes muy blancos; otra era jovencita, carnosa, vivaracha, rubia, menuda. Las otras dos tocaban en la vejez: cenceña y rugosa la una; gordal y rebajeta la otra.