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En las grandes fiestas de su casa, o en otras semejantes fuera de ella, era donde los donaires de su ingenio y la pimienta de su natural desenfado se derramaban en mayor abundancia y lucían en todo su ponderado alcance.

Fife: el ingeniero y el constructor de yachts más afamados de Inglaterra. ¡Deberé yo estar agradecido a un hombre que me dejó tan rica prenda de su amistad? ¡Y se extraña mi padre algunas veces del mimo con que la trato!... Pues hay que ver ahora, prácticamente, sus condiciones marineras que tanto les he ponderado, si no le molesta a Nieves y lo consiente el señor don Alejandro...

Nuestros ilustres viandantes sólo figuran como meros observadores y las noticias que dan no difieren mucho de las consignadas en las relaciones de viajes del Reverendo Padre Agustino Fray Juan González de Mendoza, del nunca bien ponderado Fernán Méndez Pinto, del Padre Maestro Fray Domingo Fernández Navarrete, de la orden de predicadores, y de otros sinólogos, españoles y portugueses no pocos de ellos, sin excluir a don Sinibaldo de Más, nuestro antiguo amigo.

No cambio la ayudantía por el apostolado, mi general respondió Arias . Pero la verdad es que si no hubiera tanto discípulo necio, no habría tanto perverso maestro. ¡Bien dicho, sobrino! exclamó el anciano general ; ¡tanto nuevo maestro! y cada cual enseña una cosa y predica una doctrina a cual más nueva y más peregrina. ¡El progreso!, ¡el magnífico y nunca bien ponderado progreso!

De esta suerte, Clarita hubo de tranquilizarse y no sobresaltarse de no ver á D. Carlos por la mañana en la iglesia. Á quien vió varias veces casi en el mismo lugar en que D. Carlos se colocaba fué al Comendador, cuya maldad su madre le había ponderado, y que ella se inclinaba irresistiblemente á creer bueno.

Bonito estaba todo; pero él lo miraba con desdén y, sobre la impresión recibida, ponía un pensamiento de melancólica burla y sarcasmo. En un balcón había visto a Melchor de Relimpio, muy enfatuado, junto a unas damas que le parecieron las de Pez. Siguió adelante, y a la vuelta de una esquina encaró con el nunca bien ponderado Gaitica, que venía a caballo, hecho un potentado, un sátrapa.

El combate terro-naval corrió por toda la corte, ponderado por el héroe mismo, y un día que daba la guardia en Palacio, como grande de España, y mencionaba por centésima vez, durante la comida, el combate terro-naval de Cabo Negro, le dijo de pronto la reina: Mira, Villamelón; varía alguna vez, y que no sea siempre terro-naval... Siquiera por hoy, que sea navo-terrestre.

Ese tipo de escritor culto, ponderado, sano, inteligente y bien nutrido, que Lemaitre considera superior al genio y del que pone como ejemplo a Anatole France, no existe entre nosotros. Todos nuestros escritores pertenecen a la categoría genial. Yo mismo, en mi pequeñísima escala, ¿qué duda cabe de que también soy un genio?

Urgían estas explicaciones, un tanto menudas, pero necesarias, para que no crean mis lectoras, al verme otra vez amiga de Petrona, que soy una veleta tornadiza que hago y deshago amistades por simple capricho, incapaz de aquella serena constancia y ponderado equilibrio de humor que, dentro de las naturales destemplanzas de los nervios femeniles y de la extremada sensibilidad de nuestras vanidades diarias, ya señaladas por el viejo Salomón, han de ponerse en el cultivo de las relaciones y de los afectos.

También flotaban sobre él las nieblas, como en el monte por donde habíamos subido, y también lo deploró Neluco, porque me impedían gozar del espectáculo admirable, que tanto me había ponderado Chisco a su modo. Pero ¿qué podía faltarme de ver en punto a panoramas, después de los que había visto con el Cura desde muy cerca de allí?