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Casi todas las semanas tenía que encargar barajas francesas a Buenos-Aires el pulpero de la estación, pues menudeaban los pedidos. Pasé así un año más, ocupado en la interesante faena de la cría y distrayendo mis ocios en el carteo del bridge... ¿Llegó a gustarme este juego? No tengo ahora el menor reparo en declarar que siempre me aburrió soberanamente.

Entre tanto, se alquiló un vastísimo principal en la calle de Alcalá, por la miseria de tres mil duros al año; y como no era cosa de ir a habitarle tal como lo habían dejado los últimos inquilinos, ni de trasladar a él los muebles de la calle de Hortaleza, tan llenos de tristes recuerdos, y tan pasados de moda los más de ellos, hubo necesidad de hacer obra en la nueva casa y de encargar el necesario y conveniente ajuar para ella.

Por la mañana madrugó porque tenía una cita: a las diez se vino a encargar el billete para la Opera, porque hoy daría cien onzas por un billete; no puede faltar. ¡Estas mujeres le hacen a uno hacer tantos disparates!

En Bogotá, para obtener un espejo, si bien se pide un marco, hay que encargar cuatro lunas, de las que sólo una llega sana. Se comprende hasta cómo deben haberse devuelto las necesidades de comodidad por la cultura social, para que las familias se resuelvan a los sacrificios que instalaciones semejantes imponen. En las reuniones, una cordialidad, una aisance de buen tono, inimitables.

Y todavía no me agradeces el favor.... Temo que has perdido los papeles; pero, con todo, y antes de encargar el calzado fuera, me resigno a que me hagas otro par, a ver si esta vez aciertas. Ea, abur. Y se fué. Belarmino extrajo del cajón del mostrador un libro, que era un diccionario de la lengua castellana, y con él bajo el brazo se sentó en una silleta, cerca de una de las puertas de entrada.

A nuestra salida para Marianas, gran número de amigos y algunos que no lo son, pues en eso de encargar no hay peligro, por más que uno se reserve la filosofía del pitarás del cuento, me pidieron les trajera caballos y auroras; llegue á Guajan, y francamente, creía que los caballos andarían precio de ramal y las auroras á coste de paseo, pero ... ¡que si quieres! en toda la isla había solamente dos caballos de los que pedían, y estos traídos á alto precio de América; en cuanto á auroras me dijeron que si esperaba al mes de Julio, es posible, aunque no respondían, que por unos doscientos pesos se podría comprar algún par.

¡Escóndase usted! le dijo Capitana Loleng; pueden calumniarle... ¡escóndase usted! Isagani volvió á sonreirse y no contestó nada. Don Timoteo, prosiguió Chichoy, no sabía á quien atribuir el hecho; él mismo había dirigido los trabajos, él y su amigo Simoun, y nadie más. La casa se alborotó, vino el teniente de la Veterana, y despues de encargar á todos el secreto, me despidieron. Pero...

Primero se le ocurrió encargar muchas misas al cura de San Ginés, y no pareciéndole esto bastante, discurrió mandar poner de Manifiesto la Divina Majestad todo el tiempo que el niño estuviese en París. Ya dentro de la Iglesia, pensó que lo del Manifiesto era un lujo desmedido y por lo mismo quizá irreverente. No, guardaría el recurso gordo para los casos graves de enfermedad o peligro de muerte.

Körner hizo un viaje a Alemania por cuenta de la nueva Sociedad de Productos Químicos, para traer todas las noticias y encargar todo el material necesario para la fábrica, cuya construcción y explotación debía de dirigir él mismo.

Jacinta gastaba siempre mucho menos de lo que su suegra le daba para menudencias; no era aficionada a estrenar a menudo, ni a enriquecer a las modistas. Los hábitos de economía adquiridos en su niñez estaban tan arraigados que, aunque nunca le faltó dinero, traía a casa una costurera para hacer trabajillos de ropa y arreglos de trajes que otras señoras menos ricas suelen encargar fuera.