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Pues , naturalmente, desde hace dos días te esperábamos por momentos; es decir que comenzábamos a creer... Había encerrado mi mano en las suyas y trataba de verme la cara. En su actitud había una mezcla particular de cordialidad y de embarazo: parecía que trataba en vano de encontrar en a su antigua amiga, su antigua confidente. ¿Cómo está Marta? pregunté.

El Rey bajó del palanquín y yo del carro, y nos saludamos y abrazamos con mutua cordialidad. La túnica del Rey era de tisú de oro, bordada de seda de mil colores. En el bordado se representaban todas las flores del campo y todos los pájaros del aire y todas las estrellas del éter.

Es evidente, pues, la superioridad del club español sobre el inglés en este respecto. También lo es en cuanto a la franqueza y cordialidad con que los socios se tratan entre .

La villa y el jardín respiraban alegría, esperanza y amor. No se oían más que palabras de cordialidad y francas carcajadas. Los huéspedes rivalizaban en ingenio y en buen humor, y Germana se sentía renacer al dulce calor de todos aquellos corazones devotos que latían por ella. Si algunas veces atizaba el fuego por una inocente coquetería, es porque quería asegurar la conquista de su marido.

Sus conversaciones tenían ese carácter de afectada cordialidad que da barniz de amistad al trato de personas indiferentes; sus amables futilidades parecían exigencias del círculo que frecuentaba; sus galanterías imposición trazada por la teatral urbanidad de los salones.

Se encontraban en ella los mismos alegres compadres, que me recibieron con igual agasajo y cordialidad. Todos a un tiempo elevaron sus cañas, invitándome a beber. Uno de ellos me dijo: ¿Qué tal la morenita? La pregunta me turbó extremadamente en aquel momento. ¡Pchs!... No anda mal. Echamos un trago para no desairarlos y nos fuimos a sentar en un rincón.

Quería hablar con un hombre competente antes de meterme á fondo en este asunto. Á pesar de la buena acogida de usted y de la cordialidad de sus palabras, comprendo que nos estrellaremos en todas partes contra una resistencia profesional y sistemática. La magistratura no abandona su presa. Es un principio para ella y una garantía para la sociedad.

Mi compañero era un catalan de sangre pura y demócrata de ribete; mientras que la hada del wagon en que íbamos era una rubia de fisonomía británica, é hija nada ménos que de un escritor absolutista á puño cerrado. La conversacion se entabló con exquisita cordialidad como entre viejos amigos. Así es siempre en España, sobre todo en los lugares públicos.

Paco hizo las más extrañas y alarmantes suposiciones. ¿Si habrá enfermado en el camino y se habrá quedado en alguna estación? ¿Si merced a esa cordialidad de la tertulia de Rosita, el pobre Braulio, que es enclenque y nada ágil, habrá tenido también que andar a tiros o a sablazos y le habrán enviado cordialmente al otro mundo?

A la puerta del cuarto se despidió el marqués, deseándole buenas noches y añadiendo con brusca cordialidad: Mañana tendrá usted su equipaje.... Ya irán a Cebre por él.... Ea, descansar, mientras yo echo de casa al abad de Ulloa.... Está un poco.... ¿eh? ¡Dificulto que no se caiga en el camino y no pase la noche al abrigo de un vallado!