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Entonces acertó a llegar de cura a este pueblo un clérigo ... que desaprobó mi método de enseñanza; me ordenó suspender las clases ... y acabó por querer también asesorar a la autoridad municipal en todos sus asuntos, ... y tanto, que con motivo de las nuevas leyes dadas por el gobierno liberal, predicó la desobediencia y aun se puso de acuerdo con las partidas de rebeldes que por ese rumbo aparecieron luchando contra la Constitución.

Eran más de las doce, y las siete acequias empezaban á mostrarse cansadas de tanto derramar pródigamente el caudal de su justicia, cuando el alguacil llamó á gritos á Bautista Borrull, denunciado por infracción y desobediencia en el riego. Atravesaron la verja Pimentó y Batiste, y la gente aún se apretó más contra los hierros.

La unión nefanda de estos dos vocablos, bárbaro el uno, helénico el otro, merece la execración universal; pero no importa. Adelante. Contraviniendo la voluntad y las amonestaciones claras del Excmo. Sr. La prisionera del Sátiro no podía resistir ya el anhelo de expansión, de correr libremente, de ser dueña de misma un día entero, y, principalmente de darse el gusto de la desobediencia.

Se detuvo en el lado opuesto de un grupo de sauces, donde encontró atado otro caballo con silla de hombre, el mismo que montaba en la mañana. Celinda, echando pie á tierra, se despojó de su traje femenil, apareciendo con pantalones, botas de montar, camisa y corbata varoniles. Sonreía de su desobediencia al «viejo», pues así llamaba ella á su padre, según costumbre del país.

»Si vuestra hija Marta ama realmente a mi hijo, no le será difícil, en el interés mismo de la felicidad de su primo, renunciar a él, esto en el caso de que Roberto tuviera el valor de pedir su mano, no obstante la prohibición de sus padres; pero no preveo, ni siquiera puedo concebir, en un hijo, semejante desobediencia a la voluntad paternal.

Tan estupefacta y colérica estaba por la desobediencia del mancebo, que apenas pudo balbucir una protesta: «Pe... pero...». «Tía dijo Maximiliano con voz alterada y temblorosa , no pue... no puedo obedecer a usted... Soy mayor de edad. He cumplido veinticinco años... Yo la respeto a usted; respéteme usted a ».

Desde entonces ocupa aquel puesto, negro, flaco y desplumado, azotado por la lluvia y empujado por el viento, del que guarda siempre la cola. Ya no se llama Medio pollito, sino veleta; pero sépanse ustedes que allí está pagando sus culpas y pecados; su desobediencia, su orgullo y su maldad.

Más tarde, la desobediencia entraba en la ciudad misma; últimamente, hombres armados recorrían las calles a caballo disparando tiros, que daban muerte a algunos transeúntes.

Sentía su alma bañada en divina tristeza cuando el padre-dios, iracundo y bondadoso a un tiempo, la castigaba por su desobediencia, aletargándola sobre el peñasco que había de rodear el fuego con un muro rojo de ondeantes almenas.

Pero Obdulia, conducida a la desesperación por el creciente rigor de éste, le dijo al fin de un modo terminante que si en el plazo de ocho días no se decidía a acompañarla al convento, se escaparía de la casa y se iría sola. Gran turbación arrojaron estas palabras en el espíritu del joven excusador. Ayudar tan directamente a cometer una desobediencia le causaba repugnancia.