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Actualizado: 15 de julio de 2025
Es cierto que se hacía culpable del pecado de desobediencia, pero Dios sabía por qué lo hacía y había de perdonarla, en razón de sus buenas intenciones. Susana tomó la carta. Lo que Quilito decía, ya se adivina.
3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los santos; 4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias. 6 Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. 7 No seáis pues compañeros con ellos;
Está muy bien, querida dijo el aya echando una distraída mirada al papel . Ya escribes mejor; tu aplicación supera mis esperanzas. La joven acercó una silla, tomó la mano de la viuda, y le dijo en tono suplicante: Marta, estáis disgustada, ¿verdad? ¡Oh! ¿por qué no podré rescatar mi fatal desobediencia? Sufrís por culpa mía, vos que sois la bondad y el cariño mismos.
Mientras ejecutaba esta para él repugnante operacion con ánimo de castigar la desobediencia, á fin de mantener el órden y disciplina, sin las cuales era imposible marchar adelante en el camino de la emancipacion proclamada, el general español Don Pablo Morillo fondeaba en Puerto Santo, á 5 de Abril de 1815, al mando de una expedicion que, incluso la fuerza de marina, constaba de 15.000 hombres auxiliados por 18 piezas de artilleria, un regimiento de dragones, otro de húsares y algunas compañias de zapadores.
19 Porque como por la desobediencia de un hombre muchos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de uno, muchos serán hechos justos. 20 La ley empero entró para que el delito creciese; mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia; 21 para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesús, el Cristo, Señor nuestro.
Trabajó todo el día con ardor, pero sin alegría, porque, en el fondo, estaba descontento de sí mismo. "¿Cómo explicar á mi tutor lo que ha pasado? se decía; y ¿cómo va á tomar mi desobediencia? ¡Ah! si conociese á Herminia, me comprendería y me disculparía! Pero no conoce más que á la señorita Guichard y es fuerza confesar que no es lo mismo ... Y, sin embargo, no es mala esa mujer.
6 Y estando prestos para castigar a toda desobediencia, cuando vuestra obediencia fuere cumplida. 7 ¿Miráis las cosas según la apariencia? El que está confiado en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.
El amo no se diferenciaba de Fermín en más de media docena de años; también lo había visto él correr como un muchacho por la viña en tiempos del difunto don Pablo; pero ahora era el jefe de la familia, el director de la casa, y él entendía la autoridad a uso antiguo, ceñuda e indiscutible como la de Dios, con gritos y arrebatos de cólera, apenas adivinaba la más ligera desobediencia.
Había leído con espanto la cantidad consignada en el documento de crédito: primeramente en cifras, luego en letras. ¡Doscientas cincuenta mil pesetas!... ¡Cincuenta mil duros! Eso no es para mí volvió á decir . No lo merezco... ¿Qué puedo hacer con tanto dinero? Fingió irritarse el capitán por su desobediencia.
Palabra del Dia
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