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Pues, como os decía, muchachos, mi novia está muy desazonada esperando a que se acabe la guerra para casarse conmigo. Así me lo han dicho, y lo creo.

Ensimismado y desprendido de cuanto le rodeaba, creyó verla mientras en su casa se vestía, desazonada y trémula, engalanándose con premeditación para venir a rendírsele. ¡Oh portentosa fuerza de abstracción! ¡Oh bienhechora potencia imaginativa!, ¡sed benditas, porque dais al hombre la visión de la dicha deseada cuando aún la tiene lejos... cuando acaso jamás ha de llegar!... <tb>

¡Qué cosas tienes! exclamó Sofía muy desazonada, porque no gustaba de oír aquel tema . Y yo me pregunto: ¿a qué viene el recordar tales niñerías? Además, las exageras mucho.

¿Qué te pasa? preguntó al fin desazonada . Hace un momento eras más suave y más blando que una piel de liebre y ahora pinchas por todas partes como los cardos del monte. Tristán hizo un gesto de indiferencia y permaneció silencioso. ¿He dicho algo que pudiera molestarte? El mismo silencio. O hablas o me marcho dijo con energía haciendo ademán de levantarse.

»En suma; no lo pasamos mal a pesar de lo poco que tenemos para vivir en Madrid, donde todo es carísimo. »Ahora es cuando siento el primer disgusto desde que estoy aquí. No por qué estoy inquieta y desazonada. Será una tontería. ¿Qué quieres? La partida repentina de Braulio me trae cavilosa. Al principio, hasta después de haberse ido, todo me pareció natural y sencillo.

Una tarde salía la tía María más desazonada que nunca, de en casa del pobre pescador. Dolores dijo a su nuera , el tío Pedro se nos va. Esta mañana enrollaba las sábanas de su cama, y eso es que está liando el hato para el viaje de que no se vuelve. Palomo, que fue conmigo, se puso a aullar. ¡Y esa gente no viene!, estoy que no se me calienta la camisa en el cuerpo.

Aquí traigo varios regalitos que le manda a usted su señora mamá dijo a mi amo, entregándole unos paquetes . La señora estaba desazonada por no haber tenido noticias de usted, y me encargó que le cuidase bien. ¿Hizo el Sr. Conde las visitas que D.ª María le encargó? Puntualmente contestó mi amo . Y usted, ¿por qué no ha venido antes? ¡Qué demonio!

Siempre me parece que también los demás empiezan su vida, que sus ojos se han abierto al mismo tiempo que los míos y que en ellos, como en , todo el pasado es una página en blanco. Máximo, sin embargo, no es joven. ¡Veintinueve años; casi treinta! Es más que probable que no haya esperado a conocerme para fijar su corazón. Y aquí me tiene usted desazonada de mis ilusiones.

»El me habla poco de usted, pero en cambio le hablo yo, y como él le conoce tanto, aprovecho esa circunstancia y aun abuso de ella siempre que viene a verme. Cuando entra me saluda, y si hay otra visita guarda silencio con aire meditabundo y se contenta con mirarme de un modo tan insistente que yo acabo por sentirme desazonada y molesta.