United States or San Marino ? Vote for the TOP Country of the Week !


Luego que don Quintín se quedó solo en el gabinete, sacó de bajo la capa una botella de Jerez barato y tres o cuatro paquetes: en uno traía jamón en dulce, en otro pasteles y aceitunas, en el último y más voluminoso, una rosca para Carola, que tenía buenos dientes, y para él un panecillo bajo, todo miga.

Al cruzarse los grupos en su apresurada marcha, se saludaban, como si no se hubiesen visto en mucho tiempo. Cambiaban sonrisas y guiños, lo mismo que en el paseo de una ciudad. Todas las mesas del fumadero estaban ocupadas. Algunos grupos tenían ante ellos un pequeño mantel verde y paquetes de naipes. Ojeda, en una de sus vueltas, vio al señor Munster a la puerta del café.

Le traían del extranjero docenas de docenas de camisas, que muchas veces amarilleaban olvidadas, sin estrenar, en el fondo de los armarios. Los libreros de París enviábanle enormes paquetes de volúmenes recién publicados, y en vista de sus continuas demandas, escribían en la dirección una línea que don Horacio mostraba con burlona complacencia: «Mercader de libros

El otro departamento, compuesto de dos piezas, estaba ocupado por un hombre solo. Era un ruso ó polaco, que volvía casi siempre con paquetes de libros y pasaba largas horas escribiendo junto á una ventana del patio. El español le tuvo desde el primer momento por un hombre misterioso que ocultaba tal vez enormes méritos: un verdadero personaje de novela.

Servían de refugio al personal libre y guardaban las municiones á cubierto de una explosión. Un artillero les mostró dos bolsas unidas de tela blanca, bien repletas. Parecían un salchichón doble y eran la carga de uno de los grandes cañones. La bolsa quedó abierta, saliendo á la luz unos paquetes de hojas color de rosa.

La «gente bien» son los que tuvieron en Buenos Aires un bisabuelo tendero poco antes de la Independencia, que vendía pañuelos rojos a los indios, paquetes de mate a los blancos, y compraba esclavos negros para revenderlos en el interior. Todas las mejores familias se enorgullecían de poseer un tenducho abierto, gran riqueza para aquellos tiempos de parvedad.

¡Pensar que este andrajo fué igual á la heroína de Homero en aquella tierra á medio civilizar, donde no abundan las mujeres!... ¿Qué dirían ahora los que tantas locuras hicieron por ella, si la viesen como yo la he visto?... Cuando llegó al hotel, Watson y su esposa acababan de volver de su paseo. Dos criados seguían á Celinda cargados con enormes paquetes: las adquisiciones de aquella tarde.

Más allá una cómoda y sobre ella un San José de madera con su correspondiente niño, algunos paquetes de periódicos y dos grandes caracoles de mar. Otros muchos muebles había, de los cuales no se hace mención por no ser prolijos.

Dio las gracias Ponte, mostrándose escéptico, con galantería, en lo concerniente a las aptitudes de las señoras para la confección de ropa masculina, y la despidieron todos en la puerta, ayudándola a cargarse los diversos bultos, atadijos y paquetes que gozosa llevaba.

Entre ellas, es acaso la más importante la facilitación de las comunicaciones entre los pueblos apartados: los tiranos, generalmente cortos de vista, no han considerado en las diligencias más que un medio de transportar paquetes y personas de un pueblo a otro: seguros de alcanzar con su brazo de hierro a todas partes, se han sonreído imbécilmente al ver mudar de sitio a sus esclavos: no han considerado que las ideas se agarran como el polvo a los paquetes y viajan también en diligencia.