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Actualizado: 1 de julio de 2025


Cansado, molido y triste me retiré a casa después de vagar cuatro o cinco horas por las calles: al pasar por la Puerta del Sol pregonar La Abeja a cuarto. «¡Ah, tunante! grité ciego de cólera, sacudiendo a un chiquillo por el cuello bien se conoce que a no te ha costado nadaAquella rebaja de precio me parecía una vergonzosa degradación.

El tema más amado y más favorecido de Cordero era su familia, y no pasaba una hora sin que dijese: «¡qué hará en este momento el tunante de Juanillo Jacobo!» o bien: «¿habrá comprendido Sola, a pesar de mis precauciones, que me ha pasado desgracia?». Debe advertirse que nuestro buen señor había puesto singular empeño en que sus queridos hijos, su hermana y su amiga no se enterasen del triste motivo que en San Ildefonso le detenía, y por esto sus cartas todas parecían novelas, según las invenciones y mentiras de que iban llenas.

Pero la Sanguijuelera, cortándole la palabra, se echó un mantón sobre los hombros y salió con su sobrina, tomando el camino de la calle de las Amazonas, adonde llegaron pronto. Capítulo III Pecado «Ese tunante de Pecadillo dijo la Sanguijuelera metiéndose por un portal obscuro no sospecha que viene a verle su hermana. No te conocerá. Era un cachorro cuando te fuiste. Pero qué..., ¿no ves?

Todas las otras personas presentes estaban en pie, excepto el tunante de Tarlein, que arrellanado en un sillón galanteaba a la condesa Elga. Al entrar yo se levantó de un salto, mostrando tanto respeto hacia como indiferencia hacia el Duque. No era extraño que éste no le tuviese buena voluntad. Tendí la mano a Miguel, que la estrechó, y le di un abrazo.

Paréceme dijo Quevedo , que este tunante quiere vengarse de la paliza que le apliqué hace cuatro noches; pues días pasan y días vienen, y los tiempos andan, y alguna vez nos encontraremos, racimo de horca. ¡Y pensar que don Juan está abandonado á mismo y acaso preso! ¡Válgame Dios! ¿y con qué cara me presento yo, si acontece al muchacho una desgracia, á don Pedro Girón?

¡Bien, hombre!... Me alegro de que hayas salido del cascarón y sepas lo que es el mundo. ¡Ah, tunante, qué callado te lo tenías! Pero como todavía se quedase en el despacho adivinándose en su actitud un resto de inquietud, Raimundo, con esa audacia peculiar de las mujeres y de los hombres débiles en las circunstancias críticas, dijo con firmeza: El capital de mi hermana y el mío está íntegro.

¿No echa más usted? dijo éste contemplando la moneda. Nada más. ¡Ay, qué contra!... ¡Pues si el escoplo solo vale medio chulé! ¿? gruñó el comprador; ¡pues descuídate y verás si te llevo al Capitán del puerto, tunante! Pipa comprendió que más valía callar que comparecer ante tan encopetado personaje.

Mira qué tipos. ¿Prim?, un tunante. ¿O'Donnell?, un pillo. Tiranos todos y verdugos. Olózaga, Castelar, Sagasta, Cánovas. Parlanchines todos. ¿Y ese Thiers de Francia? Otro que tal. Cuando toquen a barrer, veréis cómo queda esto... Nada, nada; aplícate a este oficio y puede que llegues a notabilidad. Ya sabes, comerás y vestirás con tu trabajo. Toma y daca... y palante.

¿Y á qué has llevado á la cocina á ese tunante de Aldaba? dijo el cocinero, que ante todo quería conservar delante de aquel extraño su autoridad doméstica. Como tienes tan buen corazón, y el pobre vino llorando... Bien, bien dijo Montiño ; todo está muy bien: haces lo que quieres, porque yo te quiero. ¿Dónde están esos? En el cuarto de adentro. Pasó Montiño y el inflexible alguacil tras él.

Daban un panecillo a cada muchacho, y esto ayuda. Pero aguárdate; un día y otro no, me hacía novillos el tunante. Después le puse en los Católicos de ahí abajo, y se me escapaba a las pedreas... Es un purgatorio saltando. Nada, nada, a trabajar. ¡Qué puñales!..., no están los tiempos para mimos. Estoy muy mal de acá, hija.

Palabra del Dia

buque

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