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Actualizado: 1 de octubre de 2025
Nada, señora contestó Miguel, que ese muchacho quería abrir el vestido a Maximina para enseñar una soga que dice que trae. No, madre gritó Adolfo, es que ella me pegó, porque la llamé beatona. Tú te callas, tunante le dijo la madre encolerizada, aplicándole al mismo tiempo una soberbia bofetada que le enrojeció la mejilla. Adolfo se puso a clamar al verdadero Dios.
DON SILVESTRE. Tío Merlín, usted es un tunante; ¡y si no fuera por sus canas!... MERLÍN. Señor de Seturas, usté me falta.... No hay en el pueblo naide que se atreva á dudar de mis palabras. DON SILVESTRE. Tampoco ha habido nadie que haya querido romperle el alma, y por eso tiene usted embrollado y revuelto al vecindario.
Pues aunque supiera que mi mamá estaba en vela toda la noche... adiós... me voy a cenar y a rezar el rosario. Dentro de hora y media estaré allá... Tunante, diré a Presentación que te he visto. ¡Qué contenta se va a poner! Ahora mismo marcharé allá... ¿Está usted libre esta noche? Libre, y a la orden de usted. Será algo tarde cuando yo necesite de su auxilio. ¿Dónde nos encontraremos?
Vuélvase mil veces al repartimiento, y mil veces se desigualarán las fortunas. ¿En consideracion? pero ¿apreciará V. tanto al hombre honrado como al tunante? ¿se depositará igual confianza en este que en aquel? ¿Se encargarán los mismos negocios á Metternich que al mas rudo patan? Y aun cuando se quiesese, ¿podrian todos hacerlo todo?
«¡Quién será el dragón que ha querido birlarlos la herencia!... ¡A ese tunante le sacaría yo las entrañas!... Cuidado que engañar así a mis niños, haciéndolos pasar por hijos de un Rufete... Quitad allá, pillos, que mi niña es duquesa y mi niño es vizconde... ¡Re-puñales!».
Si desde el principio hubieras hablado conmigo... añadió el Delfín muy cariñoso . Pero aquí tienes el resultado de tus tapujos... ¡Ah, las mujeres!, todas ellas tienen una novela en la cabeza, y cuando lo que imaginan no aparece en la vida, que es lo más común, sacan su composicioncita. Estaba la infeliz tan turbada que no sabía qué decir: «Ese José Izquierdo...». Es un tunante.
Si damos crédito á las quintillas, no había en Valladolid, en 1605, señora que no fuese una perdida, ni galán que no fuese un tunante. En el Catálogo hay para todos los gustos. Si Pinheiro da Veiga es todo sal y pimienta, ó, si se quiere, hiel y vinagre, otro autor y poeta, llamado Simón García del Brito, es todo almíbar en punto de caramelo.
La joven ha reconocido que había sido inducida á error y ha partido libremente y por su propia voluntad!... ¡Viejo tunante! exclamó Mauricio exasperado, y cogiendo á Bobart por un hombro, le sacudió tan rudamente que Roussel vino al socorro del abogado y sé interpuso entre su ahijado y él. Vamos, hijo mío, un poco más de calma. En todo lo que el señor dice no hay sin duda ni una palabra de verdad.
Buen tunante está el general, pero a mí no me la pega. Vamos a una tertulia y él es la primera persona a quien veo. En la mesa de tresillo, en que mamá juega, el general ha de estar siempre jugando. Salimos en coche, y no bien llegamos al Retiro, diviso al general, hecho un pollo, trotanto y haciendo corbetas en su fogoso caballo inglés.
¡Ah, tunante! exclamó Van-Horn . ¿Otra vez vuelves?... ¡Eres audaz, monazo! Y se presenta a nosotros con la pintura dijo el Capitán. Y con la corteza del wai-waiga añadió el marinero . Es una verdadera declaración de guerra, señor Van-Stael. Pero ¿qué significa esa lúgubre pintura? preguntó Cornelio. Es su atavío de guerra respondió el Capitán. ¿Y ese trozo de corteza de árbol?
Palabra del Dia
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