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Actualizado: 1 de julio de 2025
Verdaderamente que sí dijo Augusto en el tono más enfáticamente burlesco que usar sabía . El mundo es una sentina, una cloaca de vicios. En él no hay más que dolor y falsía. Malo es el mundo, malo, malo, malo. ¡Duro en él! En cambio nosotros somos muy buenos; somos ángeles. La culpa toda es del pícaro mundo, de ese tunante.
Es un tunante, un fasineroso de cuerpo entero... Si le viera uté trabajá, ¡una gloria de Dios!
Después sonó el ruido de su cuerpo cayendo sobre la cama, y el estertor de su llanto fue haciéndose cada vez más ahogado. ¡Pobrecilla! dijo la vieja, a la que faltaba muy poco para llorar también . Es buena y está arrepentida de sus pecados. De haberla buscado su padre cuando la abandonó aquel tunante, menos vergüenza y miserias habría sufrido. ¿Y su salud?
Ya sabe usted, señor don Claudio contestó Carrascosa que me acusaron de realista y me quitaron mi destino. ¿Yo qué iba á hacer? ¿Iba á morirme de hambre? Las ideas no dan de comer, amigo. Usted, que es rico, puede ser liberal. Yo soy muy pobre para permitirme ese lujo. ¡Solemne tunante! Lo que hago es estar al cabo de todo. ¿Quiere usted que acabe de ser franco?
Para la generalidad de los habitantes de Villalegre, Juanita no era más que la mozuela del cántaro, la hija ilegítima de Juana la Larga, la chica que había corrido y jugado con los pilletes en medio de las calles hasta la edad de nueve o diez años, y la que después había conservado una sospechosa e íntima amistad con Antoñuelo, el cual pasaba entre todos por un tunante de la peor especie.
Bien por D. Acisclo dijo Pepe Güeto. Y vaya si tiene razón: ya sabe él dónde le aprieta el zapato añadió doña Manolita. No, sino pónganme el dedo en la boca exclamó don Acisclo , y verán si muerdo o no muerdo. Pues qué, ¿un hombre de mis millones, y con un sobrino tan notable, ha de estar toda su pícara vida humillado por ese tunante de D. Paco, a quien da el diputado cuanto pide y más?
Primero tienes que considerar que en la sastrería no gana más que siete reales; y que con siete reales no pueden comer siquiera pan seco tres personas en Madrid; después debes tener en cuenta que una mujer sola, sin amparo, está expuesta siempre a caer en las garras de cualquier tunante que la enamora; después las ideas que esa gente tiene de la educación de los niños, no son como las tuyas y las mías, porque no han visto ni entendido nada bueno; el golpear a los chicos es una de tantas costumbres feas y repugnantes como tienen...
¡Ah pícaro! exclamó Nucha cogiéndole y sacándole afuera, a la luz del corral . ¡Te voy a desollar vivo, gran tunante! ¡Ya sabemos quién es el zorro que se come los huevos! Hoy te pongo el trasero en remojo, donde no lo veas. Agitábase y perneaba el ladrón en miniatura; Nucha sintió lástima, imaginándose que sollozaba con desconsuelo.
El capitán prosiguió su camino con cara de risa murmurando: ¡Vaya unos baquetazos lindos que te has ganado esta noche! ¡Vuelve por otros, tunante! El capellán lo siguió con torvo semblante y rechinando los dientes decía: ¡Maldita sea tu estampa! ¡Algún día me las pagarás, viejo estúpido!
Los psicólogos lo mirarían quizás como una víctima del determinismo, pero para el común de mártires era sencillamente un tunante. Tenía agradable aspecto, y no le faltaba inteligencia; mucho lo había amado su mujer, pero él hubo de observar tal comportamiento con ella que la vizcondesa concluyó por profesarle el más completo desprecio.
Palabra del Dia
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