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Actualizado: 1 de julio de 2025


El tunante de tu hermanito se ha escapado de Medina y anda por ahí con otros perdidos. ¡Si pone los pies en esta casa cuenta conmigo! Soledad prometió no recibirle si lo intentaba. Pero esto era fácil de prometer y no de cumplir. Un día, hallándose sola en la tienda, se presentó de improviso Miguel, escuálido, andrajoso, muerto de hambre. ¿Qué iba á hacer la pobre sino socorrerle?

De esa fecha para atrás, el limbo... Con decir que hasta el yacht me impone condiciones para hacerse querer de ... ¿Se ha visto otra? Pues así es. O con ella a bordo, o que nones. Y en estos remilgos, seis días de holgueta el muy tunante... Pero por esto no paso, porque sería ya de lo inaudito... Hoy se me han hinchado las narices, y te voy a dar tres tazas, por lo mismo que no quieres caldo...»

¡Es la más horrible conspiración! ... Ese chisgarabís, ese tunante, el poetastro que vivía en ese cuarto, se la ha llevado. ¡Qué horror! ¡Siempre he aborrecido de muerte á los copleros! Consuélese usted, don Gil. Vamos á otra cosa. ¿Sabe usted dónde está mi tío? Si le digo á usted que no he visto iniquidad semejante murmuró el abate, sin hacer caso de la pregunta.

Ya sabes que Joaquín Pez ha venido de la Habana, casado con una americana muy rica. Da gusto verle, según está de contento y satisfecho». Isidora palideció. Después dijo: «Ya lo sabía... Toma, si le vi, le vi una tarde. Yo iba por la Red de San Luis y pasó él en coche. Me vio, pero el tunante fingió que no me veía.

El señor tiene la culpa de que yo citara á juicio á mi contrario. Yo soy un probe ... y ya me había conformado con las razones que el señor me dió en su casa. MERLÍN. ¡Hola, tunante!; ¿conque me echas la culpa? Señor alcalde.... DEMANDADO. Lo , y de no tema usted nada, mucho menos ahora que el señor alcalde ha sabido administrar recta justicia. ALCALDE. Se da por terminado el juicio.

La noche era espléndida y bastante templada; llevaba abierto el gabán y caminaba lentamente gozando con voluptuosidad de la temperatura, del cigarro y de la seguridad de ver pronto a mi familia. Al pasar por delante de la casa de la niña me detuve y la contemplé un instante casi con indiferencia. Y seguí adelante murmurando: "¡Qué chiquilla tan mona! ¡Lástima será que se la lleve un tunante!"

¿Qué haces, pícaro? exclamó el caballero alzándose bruscamente y mirándole con afectada severidad. El chico, aterrado, se dio a la fuga. La niña reía: sus carcajadas sonaban frescas y cristalinas como el gorjeo de los pájaros. ¡A ése! ¡a ése...! ¡Al ladrón! gritaba Reynoso. Luego, sacando del bolsillo un caramelo, se lo dio a la niña diciendo: , que eres buena, toma. A ese tunante nada.

Créeme: estos aires no son los mejores para hacer sangre honrada a los niños. ¡Ah, si yo pudiera hacer correr los años a mi gusto! Pero en tu mano está purificar los aires, que es lo mismo. ¡Tunante! ¿Por qué me lo llamas? Porque lo eres..., con algo más que no quiero llamarte ahora, porque te lo está llamando la conciencia con mejor derecho. ¡Injusta!

En la fuente y al anochecer, las entrevistas; y en cada entrevista, un «donativo» de Facia y nuevas baladronadas del tunante sobre el sacrificio que hacía por el bien y el sosiego de su «familia», viviendo sin hogar y a salto de mata.

He aquí mi idea, dijo éste. Está fuera de toda duda para que el tunante de Bobart es cómplice de la señorita Guichard.

Palabra del Dia

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