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Al decir yo, Guillermina se ponía la mano en el pecho y daba a sus ojos la expresión más hermosa. «Yo, yo... ese día, iré a confesarme con usted como usted se confiesa ahora conmigo». Esto dejó a Fortunata tan desconcertada, que sus lágrimas se secaron de improviso. Miraba con verdadero espanto a la rata eclesiástica.

¡Hija del alma! dijo el Barón con tan profundo acento y con tantas apariencias de estar convencido, que sin duda empezó desde aquel punto a dar por cierto y por evidente lo que de improviso había imaginado.

Sin reparar en nadie ni en nada, entró en la casa, subió las escaleras, y pasando de un corredor a otro, llegó pronto a su puerta. Estaba cerrada sin llave. Púsose en acecho, el oído en el agujero de la llave, y empujando de improviso la abrió con estrépito, y echó un vocerrón muy tremendo: ¡Adúuultera!

En la sala se presentó de improviso lord Gray. Advertí en su fisonomía las huellas de la agitación de la pasada noche, y lo turbado de su hablar indicaba que aquel singular espíritu no había recobrado su asiento. En mal hora viene milord le dijo secamente D. Pedro . Ahora acaba de salir de aquí doña María, cuyo enojo por las picardías de usted es tan fuerte como justo.

El reloj hacía oír su tic tac; de la pared en que se encontraba la ventana venía el ligero quejido del viento y en el interior de la habitación resonaba el ruido de los pasos de Roberto; fuera de esto, ni el menor ruido. Y de improviso me pareció oír, en medio del silencio, que mi sangre se agitaba y hervía dentro de mi cuerpo. Escuché con atención.

¡Qué escena!... ¡Ah! ¡pero qué cosa tan linda!... Cuando ella le dice: "Entrad en el cuarto si queréis: podréis manchar mi cuerpo, pero no mi alma...." ¡Ah! ¡Y cuando va al lugar del duelo y recibe la bala que iba dirigida a su marido!... ¡Qué cosa más linda!... Esta le contaba con risa maligna lo acaecido hacía un rato, cuando Clementina se presentó de improviso donde ella estaba con Alcázar.

Los invasores, que vigilaban el odio de la capital con la suspicacia medrosa del que ha padecido sus terribles efectos, no permitían, siendo tan grande su número y fuerza, que se manifestara lo que los madrileños pensaban y sentían; pero aun así, ¡cuántos cantares, cuantas jácaras, romances y décimas brotaron de improviso de la vena popular, ya amenazando con rencor, ya zahiriendo con picantes chistes a los que nadie conocía sino por el injurioso nombre de la canalla!

Así estuvo jugando mucho tiempo, hasta que, harto de divertirse y embriagado por el triunfo, soltó de improviso y simultáneamente todas sus voces, que clamaron en el silencio de la iglesia con grito monstruoso e insufrible. El fabricante quedó asfixiado en aquel bramido diabólico y no volvió a aparecer. Reinaron algunos instantes de silencio, que fue turbado por cierto triste chirrido.

Conocía muy bien la criada este fácil girar de los pensamientos y la voluntad de su señora, a quien comparaba con una veleta; y sin tomar a pecho sus displicencias y raptos de ira, esperaba que cambiase el viento. En efecto, este variaba de improviso, rolando al cuadrante bueno; y si en un momento la malva se había convertido en cardo, en otro momento tornaba a su primera condición.

Estas escenas son tan notables en su género como las primeras de la comedia, y llenas de romántico deleite. De improviso, colérico y sin dar signos de respeto, se presenta Bernardo en medio del salón, en donde se halla Carlomagno rodeado de su brillante corte de damas y caballeros.