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Actualizado: 1 de julio de 2025


Y recordaba, cómo por segunda vez sintió el instinto homicida al ver la sonrisa burlona con que acogió ella el recuerdo del pequeñuelo. ¡Ah, la cruel! ¡Con qué sencillez le había arrebatado la última ilusión, diciéndole que no era hijo suyo, comparando su belleza delicada con la de aquel tunante que llenaba su pensamiento! ¡Qué tirón tan doloroso en su alma!... Esta vez, Judith, á pesar de su insolencia, había sentido miedo ante el gesto desesperado de su viejo.

Los esposos salieron cabizbajos, y cuando se despedían de Doña Sagrario en la puerta, el condenado vejete agarró con su zarpa acerada el brazo de Tablas, que a su lado estaba, y con ardiente anhelo le dijo: Tablas, cuatro duros, cuatro duros para ti, si vas ahora y le das un puntapié a ese tunante y le arrojas rodando por la escaleras. No hagas daño a mi nieta, ¿entiendes? a mi nieta no.

"Zegunda prueba chilló Tres Pesetas: toma esta espada, pincha á uno de nosotros." Y sacando un sable le dió de plano tan fuerte golpe, que le obligó á caer en opuesto sentido. " ¡viva la constitución! ¿Pues no lo ha é ezir? Y si no, yo tengo aquí unas explicaeras... vociferó el matutero, sacando su navaja. Este tunante fué el que delató al cojo de Málaga dijo el caballero particular.

No, porque si sueltas las rentas de la capellanía te mueres de hambre. Para seducirla y reirte de ella después como has hecho con otras, ¿verdad?... Yo velaré, ¡yo velaré, tunante!... Y en estas disposiciones protectoras, el capitán, en vez de velar, se durmió como un santo. Eran ya bien las ocho de la mañana cuando se despertó.

Conque diga usted, criatura, ¿qué le hemos hecho nosotros para que así nos aborrezca? Señor cura, no ha sido todo culpa mía. Crea usted que no dejaba de acordarme muchas veces de este hermoso país y de los buenos amigos que aquí tengo. ¡Ah, tunante! ¡Y qué bien se conoce que viene usted de la corte! Señora condesa, no le deje usted mentir tan descaradamente.

Es que pudiera usté creer cualquiera otra cosa; y como es un chico que me carga.... Y eso que es muy buen mozo. Usted no me dice la verdad.... Yo conozco bien á ese chico y que no la esperaría á usted todos los días á estas horas si no tuviera grandes esperanzas por lo menos.... ¿Habrá sido capaz, el muy tunante, de decirle á usté lo que no es?

Ya le han nombrado conde Palatino y se anuncia que van a crear para él el título singular y nuevo de Sebastocrátor. PROCLO. ¿Y qué pretenderá de ese tunante? Vamos, dile que entre y le oiremos. EUMORFO. Y yo ¿qué hago? PROCLO. Escóndete de nuevo donde estabas. CREMATURGO. ¡Oh faro de las más altas especulaciones! ¡Oh déspota de los genios y demás poderes sobrenaturales!... PROCLO. Está bien.

Si caes enfermo, no vengas a que te cuide tu tía, que para eso sirvo yo, ¿eh?, para eso sirvo, ingrato, tunante... ¿Y te parece bien que cuando me miro en ti, cuando te saco adelante con tanto trabajo y soy para ti más que una madre; te parece bien que me des este pago, infame, y que te me cases con una mujer de mala vida?

Si por desgracia se informasen de nuestros proyectos, tomarían sus precauciones y ¡adiós!, écheles usted un galgo... Bastaría que Lea Peralli desapareciese, para que todo viniese por tierra. Y yo supongo que el tunante que ha puesto el lazo en que cayó Jacobo de Freneuse, sería muy capaz de deshacerse de ella si lo creía necesario.

«¡Ah tunante...!» dijo este con alegría, echándole la zarpa al cuello y dejándose arrebatar las naranjas.

Palabra del Dia

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