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Actualizado: 5 de julio de 2025
Hijo desdichado, si tu destino es quemar tu conciencia y tu corazon, quémalos, en silencio, ocúltate como se oculta el mago ó el hechicero para dar cabo á sus maniobras; escóndete; pero no te valgas de la luz para quemar la conciencia del mundo, vertiendo esas chispas en un libro.
Señor dijo Coletilla, en la actitud de una zorra apaleada, preciso es que haya acontecido algo extraordinario. Feliú también iba allá. ¡Está aquí! dijo Fernando, hiriendo fuertemente el suelo con el pie. Todo se ha perdido. Feliú viene; escóndete por ahí cerca. Le recibiré aquí mismo. Quiero que oigas lo que dice. Escondióse Coletilla. El Rey hizo pasar al ministro á la camarilla.
Ya le han nombrado conde Palatino y se anuncia que van a crear para él el título singular y nuevo de Sebastocrátor. PROCLO. ¿Y qué pretenderá de mí ese tunante? Vamos, dile que entre y le oiremos. EUMORFO. Y yo ¿qué hago? PROCLO. Escóndete de nuevo donde estabas. CREMATURGO. ¡Oh faro de las más altas especulaciones! ¡Oh déspota de los genios y demás poderes sobrenaturales!... PROCLO. Está bien.
10 Métete en la piedra, escóndete en el polvo, de la presencia espantosa del SE
Te juro, guapo destrozador de corazones, que será una bonita lección de cosas, de la que saldrás disgustado. En fin, puesto que lo deseas, no puedo negártelo. En este preciso instante llega una cliente. ¡Escóndete en el compartimiento número uno, y, sobre todo, no te muevas...! Introduce a Beauvallon en uno de los exiguos compartimientos, y corre las cortinillas de entrada.
¡Oh, qué cruel eres! ¡No perdonas medio de hacerme sufrir! Miguel iba a replicar; pero en aquel instante un leve rumor lejano se dejó oír en el pasillo. Lucía se puso en pie con súbito y pronto movimiento; el rostro pálido, el oído atento, la mirada estática. Escuchó un momento. ¡Alguien viene!... Es la doncella... ¡De prisa, de prisa! ¡Escóndete! ¿Dónde? preguntó aturdido.
El viejo y su protegido se recluían en la cocina con una inquietud de culpables. Pasos y voces en la cubierta alteraban su conversación. «¡Escóndete!» Y Esteban se metía debajo de una mesa ó se ocultaba en el cuartucho de las provisiones, mientras el cocinero salía al encuentro del recién llegado con una cara seráfica. Algunas veces era Tòni, y el muchacho osaba salir, contando con su silencio.
FELIC. Sin esto, advierte, señor, Que debe de haber un hora Que están llamando a la puerta Su viejo padre y su esposo, Y que es justo y aun forzoso Que la hallen los dos abierta; Porque, si no entran aquí, Dirán que tienes a Elvira. D. TELL. Todos me mueven a ira. Elvira, escóndete ahí, Y entren esos dos villanos. ELVIRA. ¡Gracias a Dios que me dejas Descansar!
19 Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve, y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis. 20 Y entraron al rey al atrio, habiendo depositado el rollo en la cámara de Elisama escriba; y contaron a los oídos del rey todas estas palabras.
Palabra del Dia
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