Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de mayo de 2025
Parece que lo entendió la cabra, porque, en sentándose su dueño, se tendió ella junto a él con mucho sosiego, y, mirándole al rostro, daba a entender que estaba atenta a lo que el cabrero iba diciendo, el cual comenzó su historia desta manera: Capítulo LI. Que trata de lo que contó el cabrero a todos los que llevaban a don Quijote
2 Y Jesús respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. 3 Y sentándose en el Monte de las Olivas delante del Templo, le preguntaron aparte Pedro y Jacobo y Juan y Andrés: 5 Y Jesús respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad, que nadie os engañe. 10 Y a todos los gentiles conviene que el evangelio sea predicado antes.
Y luego, sentándose en un sillón y señalando otro á Quevedo, le dijo con la mirada llena de amor, de embriaguez, de encantos: ¡Cenemos! ¡Oh! ¡qué feliz podía yo ser! murmuró Quevedo. Y luego, sentándose resueltamente, dijo con una voz que espantaba por su sarcasmo, por su desesperación, por su amargura, y con la mirada ardiente y fija en los ojos de doña Catalina: Cenemos.
El día siguiente a mi aventura en el cenador, trajeron el parte de policía en ocasión de hallarme jugando una partida de tresillo con Federico de Tarlein. Muy interesante viene el informe de esta tarde dijo Sarto sentándose. ¿Habla de cierta aventura nocturna?... Se cree que su destino es el castillo de Zenda, en dirección del cual salió, no por el tren, sino a caballo.
A los pocos minutos prefería hablar con el viejo, sentándose en el mismo diván. El primer motivo de conversación era el ausente. Repetían fragmentos de las cartas que llevaban recibidas; hablaban del pasado con discretas alusiones. El pintor describía la vida de Julio antes de la guerra como una existencia dedicada por completo á las preocupaciones del arte.
Y, sobre todo, aunque no le vean ... Yo no quiero que esté usted más tiempo aquí; no le quiero ver. Clara estaba tan consternada y era tan resuelta su actitud, que Bozmediano empezó á dudar del éxito de su aventura, y estuvo un rato indeciso. Clara prosiguió sentándose con familiaridad, tu no me conoces. No sabes de lo que yo soy capaz.
Maltrana se alegró al verle. «El vecino», como él le llamaba, habíale siempre inspirado gran simpatía. Muchas veces, de chiquitín, entraba en su cuartucho, y sentándose en sus rodillas, le acariciaba el recio bigote, haciéndole preguntas sobre las aventuras de su vida. Era un aragonés, parco en palabras, rudo, sobrio, habituado a la obediencia.
38 Y aconteció que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 40 Pero Marta se distraía en muchos servicios; y sobreviniendo, dice: Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile pues, que me ayude.
El tirano sentía aguzarse de nuevo su apetito con el fresco del alba, y aceptaba del director o de cualquier compañero en fondos una taza de soconusco con media docena de «bolas». Iban a la chocolatería de la calle de Jacometrezo, sentándose junto a las paredes de azulejos fríos, ante unas vidrieras abiertas de intento para que reventasen de pulmonía todos los golfos que esperaban la mañana en torno de las primeras mesas.
Iban sentándose en dos bancos colocados a lo largo de la mesa, mientras Gallardo miraba indeciso a doña Sol. Debía comer arriba, en las habitaciones de la familia. Pero la dama, riendo de esta indicación, fue a sentarse en la cabecera de la mesa. Gustábale la vida rústica, y le parecía muy interesante comer con aquellas gentes.
Palabra del Dia
Otros Mirando