United States or Oman ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y luego, sentándose en un sillón y señalando otro á Quevedo, le dijo con la mirada llena de amor, de embriaguez, de encantos: ¡Cenemos! ¡Oh! ¡qué feliz podía yo ser! murmuró Quevedo. Y luego, sentándose resueltamente, dijo con una voz que espantaba por su sarcasmo, por su desesperación, por su amargura, y con la mirada ardiente y fija en los ojos de doña Catalina: Cenemos.

, mucha, muchísima; ¡Dios mío! vos lo sois todo para ; sin vos no quiero nada... sin vos... sin vos, la vida es para una carga insoportable. Pero cenemos, don Juan, cenemos. Si vos cenáis dijo sonriendo don Juan , cenaré yo. Tenéis razón; más fácil sería que una gota de agua horadase una roca, que el que yo pudiese pasar un solo bocado.

gracias á Dios que nos volvia á reunir por medio de tantas pruebas, y encargué á mi vieja que cuidase de vm., y me le traxese luego que fuese posible. Ha desempeñado muy bien mi encargo, y he disfrutado el imponderable gusto de volver á ver á vm., de oírle, y de hablarle. Sin duda que debe tener una hambre canina, yo tambien, tengo buenas ganas, con que cenemos ántes de otra cosa.

Sentaos y cenemos. Los cuatro tomamos asiento y no pasó después nada digno de contarse, por lo cual me abstengo de quitar espacio y atención a asuntos de mayor importancia. D. Diego de Rumblar fue a despertarme a mi alojamiento en la tarde del siguiente día.

Este ejemplar lo tengo en gran estima y hubiera sentido mucho el perderle porque es un recuerdo de mi madre. Esta noche cuando cenemos procuraré hacerte alguna fineza para demostrarte mi agradecimiento. El perro comenzó a dar saltos y a ladrar con gran alegría, no por la golosina ofrecida, sino porque comenzaba a ser útil a sus amos.

-Agora bien, señor don Quijote -replicó la duquesa-, la hora de cenar se llega, y el duque debe de esperar: venga vuesa merced y cenemos, y acostaráse temprano, que el viaje que ayer hizo de Candaya no fue tan corto que no haya causado algún molimiento.

Hay que pensar hasta en lo que han de comer por el camino esos irracionales... ¡Y todo esto en un solo departamento, que parecerá un arca de Noé! Felizmente conocemos al conductor, y María y yo, después que cenemos en Ávila, nos pasaremos a una berlina-cama... Llevo a Asunción... no puedo vivir sin mi doncella. Los bultos de mano, creo que no bajarán de veinticuatro.

En el hotel Chabaury, señora. Nosotros también. ¿Nos dispensará usted esta noche el honor de que cenemos juntos? Saludé de nuevo. Decididamente era el comensal, el compañero de viaje y el amigo de la familia. Viajando, y particularmente en los baños, la amistad se entabla con una rapidez asombrosa; me aproveché de mi nuevo título, y de los derechos que me daba, para hablar de Cecilia.