Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de mayo de 2025


Si no fuera más que eso... suspiró la abuela, sentándose en una cómoda butaca, mientras yo me instalaba modestamente en una silla. Magdalena me tiene consternada. Y se puso a contar con vehemencia sus penas.

Por algunos instantes no se oyó más que ¡viva Consuelo! ¡viva Consuelo! entre la muchedumbre frenética. No hay quien no quiera ayudarla y quien no la colme de flores y agasajos. El alférez atlético, con ademán caballeresco, pone una rodilla en tierra y la invita a que afiance el pie sobre su muslo. La intrépida joven no se hace de rogar y lo ejecuta, sentándose de un salto en la tabla.

Poco después, aburrido de la conversación, o quizá por su característica necesidad de variar de compañía, se vino hacia él con su paso silencioso de gato, balanceando gentilmente el torso. ¿Qué hay, hombre feliz? dijo sentándose enfrente. A nadie envidio hoy en Madrid más que a usted. ¡Qué buenos ratitos! ¿eh?

Se acercó a , saludándome con cómica reverencia, y solicitó hablarme a solas para comunicarme un mensaje del duque Miguel. Hice que se retirasen todos y Henzar, sentándose a mi lado, comenzó: ¿El Rey está enamorado a lo que parece? No de la vida, señor mío contesté sonriéndome. Más vale así. Pero estamos solos. Usted, Raséndil...

35 Entonces sentándose, llamó a los doce, y les dice: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. 36 Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dice: 38 Y le respondió Juan, diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera los demonios, el cual no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía.

Pero, apenas llegó a la puerta, cuando don Quijote la sintió, y, sentándose en la cama, a pesar de sus bizmas y con dolor de sus costillas, tendió los brazos para recebir a su fermosa doncella.

Era otra cosa, también, su manera de entrar, decir saludando algunas palabras distraídas, y luego, sentándose con las manos en los bolsillos, quedarse pensativo y como si estuviese completamente solo. Adriana se preguntaba por qué no había ya, entre él y ella, la locuacidad amable de la tarde que se habían conocido.

25 Y le siguió gran multitud de Galilea y de Decápolis y de Jerusalén y de Judea y del otro lado del Jordán. 1 Y viendo la multitud, subió en el monte; y sentándose, se llegaron a él sus discípulos. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: 3 Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el Reino de los cielos.

Su semblante aparecía pálido y triste; pero se animó cuando vió al cocinero mayor. Bésoos los pies, señora dijo éste inclinándose delante de la joven. Dios os guarde, Montiño dijo doña Clara ; ¡con cuánta impaciencia os he esperado! Sentáos. ¿Y á causa de qué ha sido esa impaciencia, señora? dijo Montiño sentándose. Anoche han pasado cosas muy graves.

Es una observación muy justa dijo el señor de Bevallan, con una festiva tranquilidad; pero usted no tiene interés particular en que yo me ahogue, ¿no es así? Quiere usted su pañuelo, ese es el fin. Desde el momento en que yo lo traiga quedará usted satisfecha ¿no es verdad? Pues bien dijo la joven sentándose con resignación; vaya á cortar su rama, señor.

Palabra del Dia

atormentada

Otros Mirando