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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Quítese usted el que lleva puesto». Bien pronto la Cytherea se quedó en enaguas. «Es lástima que no se lleve usted también mis botas dijo Isidora sentándose y apoderándose con verdadera furia de uno de sus pies para descalzarlo . Llévelas usted para que las use su señora». Y se quitó una bota. «No, no tanto dijo Botín ; conserve usted su calzado».
Y así lo hizo, ahechándole la cebada y limpiando el pesebre, humildad que obligó al hombre a contarle con buena voluntad lo que le pedía; y, sentándose en un poyo y don Quijote junto a él, teniendo por senado y auditorio al primo, al paje, a Sancho Panza y al ventero, comenzó a decir desta manera: «Sabrán vuesas mercedes que en un lugar que está cuatro leguas y media desta venta sucedió que a un regidor dél, por industria y engaño de una muchacha criada suya, y esto es largo de contar, le faltó un asno, y, aunque el tal regidor hizo las diligencias posibles por hallarle, no fue posible.
Tonta, ¡si es como agua! ¡Si aunque te ajumeres, esto se pasa en seguida!... Cuando terminó la cena, sonaron las guitarras y la gente formó corro, sentándose en el suelo ante las sillas que ocupaban los músicos y el señorito con su gente. Todos estaban ebrios, pero seguían bebiendo. ¡Qué basca!
¡Qué delicia! murmuró Currita; y mordiéndose los labios hasta hacerse sangre, volvió a leer por dos veces la carta, sentándose antes en una butaca. Quedóse luego, pensativa breve rato, sin que denunciase su alteración más que un imperceptible temblorcito en la mano que sostenía la carta, una ligera crispatura en los labios, un torvo reflejo en la vista, fija siempre en la alfombra.
¿Qué quieren que toque? preguntó Ricardo mientras procuraba encender una lámpara de pie que estaba junto al piano. Lo que quieras le contestó Lorenzo, aunque sea el quinto nocturno. No, voy a tocar dijo sentándose en la banqueta la serenata de Schuber.
«Nada le dijo esta , que tiene usted que esperar también. ¿Tiene usted llave?». ¿Llave yo? La del campo indicó Ballester con mal humor, discurriendo que maldita la falta que hacía Maxi allí . Más vale que se vaya usted, amigo Rubín, y vuelva, porque esto va largo. Esperaré yo también contestó el otro sentándose debajo de Ballester.
Si la ambición de doña Catalina hubiera sido otra, Quevedo hubiera tenido esperanzas de dominarla. Para con doña Catalina no había otro dominio que el amor, y estaba escarmentada, recelosa. Dime, don Francisco dijo doña Catalina sentándose sobre sus rodillas : ¿es cierto que tú sueñas grandezas?... ¿Yo?... ¿Que, porque las sueñas, te sirves de la soberbia y de la locura del duque Osuna?
En un saloncillo de fumar situado en la popa, cerca del comedor, encontró á Tragomer y á Jacobo, les estrechó la mano y dijo sentándose: Acabo de encontrar á su madre de usted y á su hermana. ¡Parecían encantadas, las pobres señoras! Ya era tiempo de que se aclarase su horizonte... Pero los negocios están en buen camino y traigo á ustedes noticias que les satisfarán.
¿Habéis visto a Juanito Escalona? preguntó. Sí dijo uno . Aquí ha estado hace una media hora. Me ha dicho que le aguardases, que a las cuatro menos cuarto en punto vendría. Bueno, esperaremos repuso avanzando con calma y sentándose al lado de ellos. La broma continuó. Veamos, veamos cómo está ese pulso dijo Rafael cogiéndole por la muñeca y sacando al mismo tiempo el reloj.
Era la señal de que un nuevo cura había cantado su primera misa. Nunca he subido aquí dijo don Martín, sentándose al lado de Gabriel en unos maderos que no haya visto esas banderas. El reclutamiento eclesiástico no cesa jamás. Siempre hay ilusos para llenar sus filas.
Palabra del Dia
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