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Sus mejillas se colorearon y respondió con voz alterada entre dudando y afirmando: Quince mil pesetas. La expresión alegre y triunfal del rostro de la dama se trocó instantáneamente en otra de cólera y despecho. ¡Quita!, ¡quita allá, puerco! exclamó furiosa dándole un fuerte golpe en la cara con el lujoso manguito . No piensas más que en el dinero.... No tienes ni pizca de delicadeza.

Se habían prometido pasear juntos en alguna noche así; pero Zoraida lo impidió siempre y hasta hizo frases irónicas, delante de los tíos, sobre el romanticismo de los chicos que todavía no saben pizca de amor. Laura le seguía suplicando y le juraba, por la memoria de nuestra madre, que él era bueno, que ni por la imaginación se le ocurría una mala idea.

Hija mía, ¿estás nerviosa? ¿Te has puesto mala? ¿Te causa miedo esa canción? Inés le contestó que no tenía pizca de miedo. En tanto, D.ª María, no pudiendo resistir más, salió del cuarto con sus hijas. Desconcertóse al punto aquella ilustre reunión, y luego no quedó en la sala más que la familia de Inés con D. Diego.

Ya es hora me dijo , de que yo un vistazo a la mi jacienda, de la que no pizca veinticuatro horas haz... y de que me desayune y duerma un rato, si esta cellerisca negra del meollo me deja apetito y calma para ello, por misericordia de Dios.

Por ese lado se explica también que, entre las tres cómplices de estas fechorías, fuera ella la que se cansó primero, o, mejor dicho, la única que se cansó; porque las otras dos no se cansaron pizca: al contrario, deshecha la mancomunidad que sostenía a las tres en cierto orden de equilibrio, cayeron Sagrario y Leticia, por su propio peso, despeñadas hasta lo más hondo, aunque cada cual a su manera: Sagrario fue siempre la mujer de los caprichos estrepitosos; Leticia el modelo de las caprichosas solapadas y de las amigas temibles.

Avanzó airada hacia el majo, que se había sentado, y le dijo con voz alterada apoyándose en el mostrador con una mano y poniendo la otra en la cadera. Pero, hijo, ¿qué te has figurao? ¿Piensas que no hay más que decir «allá voy» para que te respondan «aquí estamos»? Me conoces hace años, me estás hablando casi todos los días, ¿y todavía no te has enterao de que no me gustas ni pizca?

En cierto momento todo el mundo decía: «¡Qué hermosa pareja harían él y la señorita Nancy!», y si ella llegara a ser la señora de la Casa Roja, iba a haber un buen cambio, porque los Lammeter estaban criados de modo que no podían soportar que se malgastara una pizca de sal. Sin embargo, todas las gentes de su casa obtenían lo que había de mejor, cada cual según su rango.

Repito, pues, que no me explico su empeño en ser nuestro diputado; pero doy por evidente que, una vez logrado su empeño, nos volverá la espalda, nos mandará a paseo, y no nos dará ni pizca de turrón. Como en esto precisamente consiste mi sueño dorado, callándome la razón para no espantar a los secuaces de V., me decido a ser uno de ellos.

Una mujer sin crédito, sin pizca de vergüenza... Me espantaba toda la gente de sacristía... ¿Qué diría el arzobispo cuando fuera a pedirle la bendición para la obra?... María Villasis es la única..., la única, Pulido. Nueva manifestación de duda de la ninfa Egeria, acompañada siempre del vocativo de su Numa Pompilio, fórmula de la íntima y familiar amistad que le unía con el personaje.

Don Paco se levantó sin pizca de celos, porque todo se convirtió en amor, y dijo: me citaste una copla; no quiero ser menos; voy a citar otra, aunque tenga que llamarte en ella no por tu nombre, sino como se llama la madre de tu santo: Las flores del romero niña Isabel, hoy son flores azules, mañana serán miel. Y si han de ser miel mañana, ¿no es mejor que lo sean en este mismo instante?