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Actualizado: 22 de junio de 2025
De ti maltratada he sido Con el desdén recebido; De mi marido, de celos, Porque me han dado los cielos Mal galán y peor marido. Y pues que por ti me dan, No admitiendo tu consejo, Vida que de vivir dejo; Ya que no como a galán, Como a mi padre me quejo. Esas camisas labradas Te envio, mal acabadas Por hacellas con secreto; Que llevan, yo te prometo, Más lágrimas que puntadas.
Viendo los Canarios que no podian cogerle, hicieron tocar á rebato, y trageron dos tiros, que dispararon cuatro veces contra el navio mas cercano. El primero hizo pedazos una olla de agua, de cuatro ó cinco arrobas; el segundo quebró el último árbol de la nave; el tercero hizo un agujero grande en el costado, y mató á un hombre, y aunque erraron el cuarto, quedó muy maltratada la nave.
La Fuente, «una anciana de sesenta y dos años, maltratada por las penitencias, agobiada por enfermedades crónicas, medio paralítica, con un brazo roto, perseguida y atribulada, retraída y confinada en un convento harto pobre, después de diez años de una vida asendereada y colmada de sinsabores y disgustos.» Así escribió su libro celestial.
Y casi al tiempo mismo advirtió otra cosa, que le cuajó la sangre de horror: en las muñecas de la señora de Moscoso se percibía una señal circular, amoratada, oscura.... Con lucidez repentina, el capellán retrocedió dos años, escuchó de nuevo los quejidos de una mujer maltratada a culatazos, recordó la cocina, el hombre furioso.... Completamente fuera de sí, dejó caer las sacras y tomó las manos de Nucha para convencerse de que, en efecto, existía la siniestra señal....
¿Y ninguna de las personas de esta casa fué maltratada por la soldadesca francesa? pregunté, deseando saber qué personas había en la casa. Ninguna; sólo mi tío el Marqués tuvo una contusión en la cabeza; pero recibióla al esconderse debajo de una cama, y lo hizo con tanto ímpetu, que se dió un golpe muy fuerte contra el suelo.
Aunque maltratada por tan deshecha tormenta, debió quedar en pié al abrigo de la Sierra la preciosa flor plantada por An-nasír para otra flor la mas querida de su harem. Un rey cristiano prendado de ella, confiado en el prestigio de sus victorias y en el abatimiento del Islam, la pidió para su esposa á su nuevo dueño el régulo de Sevilla.
Sus intentos de vida simple y campesina en el retiro de Villa-Sirena no le habían hecho olvidar los cuidados higiénicos á que estaba acostumbrado desde la niñez. Pero ahora se trataba de algo más; quería acicalarse, realzar con exquisiteces interiores su individualidad física, que consideraba de repente un poco maltratada por los años.
Si por acaso algo de esto acontecia á los ausentes, á su vuelta indagaban inmediatamente cuál era la culpable que les habia acarreado tal fracaso; y muy á menudo tocábale en suerte á la inocente el ser maltratada, ó verse cuando ménos obligada á divorciarse; empero, como el celibato era una cosa vergonzosa, ámbos esposos volvian desde luego á contraer matrimonio.
Hallaron un grupo extraño: al pie de la cama en que yacía la muerta, una mujer tendía las mano s para amparar sus flancos y su seno de los golpes que le descargaba, a puño cerrado, un hombre.... Con vigor no presumible en su endeble cuerpo de cañaheja, interpúsose el Padre Arrigoitia, atrapando, si las crónicas no mienten, algún sopapo en la venerable tonsura; y a su vez Duhamel, emulando con científico valor el arresto del jesuita, cogió del brazo al furioso, logrando pararle.... Lástima grande que no fuese posible a ningún taquígrafo estenografiar el donoso y elocuente discurso que en chapurradísima ensalada franco-luso-brasileña dirigió el buen doctor a Miranda, con el fin de demostrarle cuán bárbaro y cruel era eso de aporrear a una menina que está en las circunstancias de Lucía.... Miranda oía con rostro cada vez más torvo, mientras el Padre Arrigoitia prodigaba a la maltratada mujer cuidados y consuelos afectuosísimos.
Pero he visto y estoy viendo maltratada a la religión y sus ministros, estoy viendo en peligro la salvación de muchas almas, veo todos los días al divino Jesús y su dulce nombre escarnecidos por los impíos que mandan casualmente en España, poniéndole una corona de espinas mil veces más dolorosa que la que llevó en Jerusalén... y siento que sus ojos me imploran y escucho su voz celestial que me solicita para que afloje un poco aquella terrible corona... ¿Crees tú que debo posponer los sublimes intereses de la religión, la salud de mi alma y la gloria de Jesús al pueril temor de desagradar al mundo?
Palabra del Dia
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