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Canarios o jilgueros recuerdan la primavera con sus trinos; y si el amo de casa es cazador, no faltan perdices y codornices cantoras en sus jaulas, y las escopetas y trofeos de caza adornan las paredes. En torno del hogar, casi en tertulia con los amos, vienen a colocarse los galgos y los podencos.

La pícara se fue a las Cortes con... ¡Justicia, cielos divinos, justicia! No más porque salí de la casa. Desde aquel momento fui amigo de Calomarde. ¿Hablaré de él algún día? Creo que . Pasaron días y San Lorenzo de Puntales me vio ocupado en su defensa durante un mes, en compañía de los valientes canarios de Alburquerque.

Varios canarios cantaban en sus jaulas walses y habaneras, y las cajas de música tocaban solas, así como los clarinetes y cornetines, que se movían á mismos sus llaves con gran destreza. Los violines también se las componían de un modo extraño para pulsarse á propios sus cuerdas, y las trompetas se soplaban unas á otras.

A lo que él respondió, con aire picaresco: ¡Jem! ¡Jem! No lo . Pudiera ocurrir. Después contempláronse riendo, y las niñitas vestidas de azul, de verlos reír, reían, y en su rincón reíanse también a su manera, los canarios. Dicho sea entre nosotros, creo que el olor de las cerezas las había embriagado a todos una miajita. Cuando salimos el abuelo y yo, caía la tarde.

Viendo los Canarios que no podian cogerle, hicieron tocar á rebato, y trageron dos tiros, que dispararon cuatro veces contra el navio mas cercano. El primero hizo pedazos una olla de agua, de cuatro ó cinco arrobas; el segundo quebró el último árbol de la nave; el tercero hizo un agujero grande en el costado, y mató á un hombre, y aunque erraron el cuarto, quedó muy maltratada la nave.

El buen almuercito de Mamette componíase de dos dedos de leche, unos dátiles y una barquette, una cosa parecida a un pestiño, algo con que alimentarse ella y sus canarios lo menos durante ocho días. ¡Y decir que yo sólo me engullí todas aquellas provisiones! Así, pues, ¡qué indignación alrededor de la mesa! ¡Cómo cuchicheaban las niñas vestidas de azul, dándose con el codo!

Por esto habían valido poco las amonestaciones de don Fermín para que Fortunato se abstuviese de adornar los balcones con jaulas pobres, pero alegres, en que saltaban y alborotaban aturdiendo al mundo, jilgueros y canarios, que en honor de la verdad, parecían locos. «Gracias que no llevo mis pájaros a la catedral para que canten el Gloria cuando celebro de Pontifical.

Y allá abajo, dentro de sus jaulas, cómo parecían decirse los canarios: ¡Oh! ¿Pues no se come ese señor de una sentada todo el pestiño? Efectivamente, me lo comí todo y casi sin darme cuenta de ello, distraído como estaba mirando a mi alrededor aquella habitación clara y apacible, donde flotaba como un olor a cosas antiguas.

Al ver todo esto, no qué pensar; pero más a menudo me inclino a creer que la viuda se ama a misma sobre todo, y que para recreo y para efusión de este amor tiene los gatos, los canarios, las flores y al propio niño Jesús, que en el fondo de su alma tal vez no esté muy por encima de los canarios y de los gatos.

Después la dama dio un estrecho abrazo al bravo Migajas, y le dijo: «Ahora ya eres mi esposo. Yo tengo poder para casar, así como lo tengo para recibir neófitos en nuestra gran Ley. Amado Principillo mío, bendito seas por los siglos de los siglosToda la corte de figurillas entró de repente, cantando con música de canarios y ruiseñores: «Por los siglos de los siglos