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Actualizado: 3 de julio de 2025


Allí van las virginales deidades indias, moradoras de los lagos, que con el calor de sus pechos entibian el agua que ha de regar la flor del loto; las impúdicas danzadoras egipcias y malacitanas, que acuden a Roma para divertimiento de Césares; las doncellas corintias consagradas a Palas, que asisten a las Panateneas; las sacerdotisas galas que lanzan a los bárbaros contra el antiguo mundo; las damas de las cortes de amor que tiñen en la púrpura de su sangre la flor que ha de premiar a su poeta; las cortesanas del Renacimiento, que el arte convierte en imágenes de dolorosas; las monjas españolas, devoradas de histerismo religioso; las damas galantes de la Francia borbónica, que sin traicionar al amor supieron hacer de cada hombre un amante; y, por último, la mujer moderna, cuyo tipo varía, desde la Hermana de la Caridad que riega con sus piadosas lágrimas las llagas del herido, hasta la pecadora de oficio que, vendiéndose al rico y regalándose al pobre, ofrece a todos la ilusión del amor.

Aquel Julio Lagos surgía para ella cubierto por la misma atmósfera de pasión que imaginaba sobre todas las cosas relativas a la familia de Aliaga. Además, en los ojos de Julio había visto, estaba segura, brillar el amor. En realidad, no se explicaba a misma por qué había dejado pasar un año sin volver a la casa, cuando tantos motivos de interés la atraían.

En la estacion de seca este camino se hace atravesando la llanura á caballo; pero en la época de lluvias es menester bajar en canoa por el rio Yacuma hasta su entrada en el Mamoré, el cual, muy tortuoso en este punto, enseña sobre sus hermosas riberas infinidad de lagos y bañados, por los cuales se suele pasar para abreviar el camino evitando los rodeos: se llega por último al trapiche de Exaltacion que está unido por medio de un foso al bañado del puerto.

Tal vez cuando aumente la gente en aquellos lagos será descubierta alguna de esas bestias solitarias. Gustaba también el dueño del boliche de hacer preguntas á sus parroquianos más viejos sobre ciertos hombres misteriosos que habían pasado por esta tierra años antes, cuando acababan de ser expulsados los indios y se iniciaba la colonización.

Creyendo en esas promesas, la Condesa le había conducido a Italia, a Milán, a los lagos lombardos, a los lugares familiares para ella, a las casas donde había vivido, esperando que estando lejos de sus correligionarios y por virtud del benéfico clima moral, la curación fuese más pronta. Lejos de eso, el desengaño había sido más rápido.

El rio serpentea con rapidez como una inmensa y tortuosa veta de lázuli entre festones de graciosa y límpida verdura; las planicies se desarrollan en mil ondulaciones primorosas; las praderas, los bosques y las plantaciones alternan formando como interminables é irregulares tableros de damas; los caseríos, las aldeas y los rústicos cortijos se destacan donde quiera en pintoresca diseminacion; y bajo un cielo de verano, admirablemente sereno en algunos dias y mas azul que el de las regiones bajas de Europa, se contempla con arrobamiento ese mundo de colosos de hielo, semillero de rios y torrentes, de lagos y cataratas, salpicado de formidables torreones de granito levantados por el arquitecto invisible y divino, y ceñido por anchas fajas de vegetacion sombría y terrazas y anfiteatros admirables, que se llama el Oberland bernés.

Las minas dan oro, cobre, hierro, carbón y una abundancia de sal; los lagos asfálticos rinden asfalto de la mejor calidad; y se encuentran perlas aquí y allá a lo largo de la costa. De Nueva Orleans se puede ir en vapor a Colón, Panamá, y de allí a La Guaira, Puerto Cabello y otros varios puntos.

No digas nada, susurró al oído de Charito; pero a ese que allí ves, lo quiero y lo querré toda mi vida. La miró Charito con aire extraordinariamente sorprendido, como si su amiga la humillara con esta inesperada confesión. Y mientras Lucía Moreno rehusaba sentarse, alejándose hacia la sala vecina, con la señorita Ivonne: ¿Julio Lagos? No te hará caso, que es amigo de Muñoz, amigo íntimo.

Uno de éstos, el gran Orinoco, tercer río del continente en cuanto al tamaño, proporciona, con sus tributarios, 4,000 millas de vía navegable. También se hallan en Venezuela numerosos lagos navegables. Posee un litoral de 2,000 millas, con 50 bahías y 32 puertos.

El pensamiento de encontrarme en presencia de aquella mujer hizo latir violentamente mi corazón y debí palidecer, porque Pector se echó á reir y me dijo: ¡Diablo! ¿Tan impresionable es usted, querido? ¿Ó es que está usted bajo el imperio de la abstinencia? La verdad es que la hospitalidad de las indias de los lagos no es muy halagüeña, ¿verdad?

Palabra del Dia

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