United States or Laos ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por algo habían florecido en las islas mediterráneas los pueblos adoradores de Afrodita, que hicieron vibrar todas las cuerdas del arpa de la voluptuosidad; por algo se habían elevado en las costas las blancas columnatas de los santuarios de amor, con sus rebaños de cortesanas sagradas; por algo los poetas sacerdotales habían hecho nacer a Venus de la espuma de las olas.

Con esto, salieron desta calle a una plazuela donde había gran concurso de viejas que había sido damas cortesanas , y mozas que entraban a ser lo que ellas habían sido, en grande contratación unas con otras. Preguntó el Estudiante a su camarada qué sitio era aquél, que tampoco le había visto, y él le respondió:

Desgraciadamente, nuestro sistema de colonización pierde su semejanza con el de las demás, en otras muchas cosas, haciendo llegar no pocas veces la metrópoli á sus posesiones un hálito que si en Europa vivifica en el Asia envenena. En Oriente el español no puede ni debe ser más que español, ajeno de pasiones políticas y exento de miserias cortesanas.

El Rey, para ocultar sus pecados, hacía que profesasen muchos de sus hijos bastardos, y los caballeros ricos se arruinaban por cómicas ingertas en cortesanas, como la María Beson, «que vino de Francia tan cargada de escudos como de enfermedades», o la Antonia Infante, que usaba en la cama sábanas de tafetán negro. Y a tal nación, tal corte.

Hablaba por hablar, como los niños; preguntaba las cosas más sencillas y menudas, complaciéndose en humillar su inteligencia cultivada y en trocar sus maneras cortesanas por otras rudas y campesinas. Mas era de observar cómo, á medida que esta trasformación se operaba, cambiábase también el encogimiento y temor del mayordomo en franqueza y libertad.

Ella no ambicionaba joyas, ni pretendía llamar la atención por su elegancia. Vivir bien y nada más. Isidro dice que yo soy una mujer para la gente... clásica. No lo que será eso. A me gustan los hombres serios; nada de ruidos. Vivir con uno como en familia. Pretendió Ojeda tentar su codicia de mujer, hablando de los diamantes que conquistaban en Argentina y Brasil las cortesanas viajeras.

Era un chorro por donde se escapaba rápidamente su hacienda, aunque no el más copioso. La mayor parte la había dejado sobre el tapete de la mesa de juego del club, y una porción, no insignificante por cierto, entre las uñas de algunas lindísimas chulas transformadas por él de la noche a la mañana en espléndidas y llamativas cortesanas.

Se dejó conducir de este modo, soltando a cada instante frescas carcajadas, y haciéndole mil preguntas acerca de las costumbres cortesanas.

En casa no te digo; pero por la calle no he de ir con las carnes colgando como una vaca. Para eso no necesitas corsé de cuatro pesos. ¡Ah! ¿Es por el dinero, don Roñoso? No, palabra; es que estos días... ¿te es igual a fin de mes? Carola no quiso insistir; pero miró a su amante con profundo desprecio, como las grandes cortesanas de Atenas debían de mirar a los esclavos persas.

Hay reproducciones de las Venus más célebres, efigies de santas que amaron, como Magdalena y María Egipciaca; copias de las cortesanas y princesas desnudas, inmortalizadas por los pintores del Renacimiento italiano; miniaturas y pasteles de damas francesas, deliciosamente escotadas; mujeres adorables, que fueron hermosas hasta en la vejez, ruinas de la galantería, mártires de la pasión y sacerdotisas de la voluptuosidad; pero sin que figure en aquel precioso conjunto de obras artísticas ninguna que sea de mal gusto, o tan libre que haga repugnante el amor, en vez de presentarlo apetecible.