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Actualizado: 18 de junio de 2025
Eso es tentar a la Divina Providencia. ¡Jesús!, y lo menos tendrán cuarenta mil cañones, para que estos enemigos se maten unos a otros. Lo que es como Mr. Corneta tenga bien provistos los pañoles de la pólvora contestó Marcial señalando al corazón , ya se van a reír esos señores casacones. No será ésta como la del cabo de San Vicente.
He sido algo de eso que dicen; pero a los hombres les corresponde más culpa que a mí... He sido una loca sin freno en mis caprichos, dejándome tentar unas veces por el esplendor de la riqueza, otras por la hermosura o por el valor; huyendo tan pronto como me convencía de que no había de encontrar nada nuevo, sin importarme la desesperación de los hombres al ver su ensueño interrumpido.
El rio Yacuma abunda en palometas, pescado de forma ancha y algo chata, esmaltado de colores amarillos muy vivos, y cuyos dientes triangulares y cortantes atemorizan á los indios, que no por ello dejan de tentar la pesca con anzuelos fijados en la punta de un alambre.
Un ser sobrenatural que naufragó la felicidad humana en el paraíso, y llevó el pecado y la muerte al mundo, está nombrado para el oficio de tentar a los hombres, en todos los tiempos, en todos los lugares, durante la vida; capaz de entrar en la mente de sus víctimas y pervertir su alma, en sociedad y en soledad, en el sueño, aun en la plegaria, capaz de asumir todos los disfraces, aun de aparecer como un ángel de luz.
Allí hay hermosura y elegancia y trigo por largo, ¡ja, ja, ja!... para tentar las codicias y los buenos gustos de un joven tan distinguido y tan hermoso como mi querido primo carnal... ¡Ja, ja, ja, jaaá!... La canción aquella, por repetida y chabacana, puso colorada a Nieves y supo a rejalgar a su padre.
Iban a ver toros en las dehesas próximas a Sevilla, a tentar becerros en las vacadas del marqués, y doña Sol, entusiasta del peligro, enardecíase cuando un toro joven, en vez de huir, revolvíase contra ella sintiéndose picado por la garrocha, y la acometía, teniendo que acudir Gallardo en su auxilio.
Vivió en Turín, en Roma, en Nápoles, Dios sabe cómo; y ello fue que a España volvió de corista en una compañía de ópera, hablando italiano, con mucho mundo, y persuadido de que su vocación era la música y su fuerte la seducción de mujeres fáciles, y el tentar a todas, fáciles o difíciles.
Aún se conmovía recordando aquella noche en que lo vio llegar pálido como un muerto y chorreando sangre. Serían felices en su pobreza, sin tentar a Dios con nuevas aventuras que podían costarle la vida. ¿Para qué el dinero?... Lo que importa es quererse, Rafaé, y ya verás ¡cachito del arma! cuando estemos en Matanzuela, qué vidita tan dulce voy a darte...
Lo que me propones es tentar a Dios; es peligroso para mí y para ella. ¿Y por qué ha de ser tentar a Dios? Pues si Dios ve la rectitud y la pureza de tus intenciones, ¿no te dará su favor y su gracia para que no te pierdas en esta ocasión en que te pongo con sobrado motivo? ¿No debes volar a librar a mi niña de la desesperación y traerla al buen camino?
-Eso no haré yo -respondió el leonero-, porque si yo le instigo, el primero a quien hará pedazos será a mí mismo. Vuesa merced, señor caballero, se contente con lo hecho, que es todo lo que puede decirse en género de valentía, y no quiera tentar segunda fortuna. El león tiene abierta la puerta: en su mano está salir, o no salir; pero, pues no ha salido hasta ahora, no saldrá en todo el día.
Palabra del Dia
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