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Actualizado: 28 de julio de 2025
Allí los caprichos de la moda, las confidencias entre amigos del momento, la maledicencia de unos, la chismografía política de otros, las intrigas galantes, los falsos complimientos, las protestas que jamas se cumplirán, los proyectos y dichos mas ó ménos pretensiosos, la emulacion implacable de las mujeres á la moda, las farsas de los caballeros de industria, la insolente coquetería de las cortesanas, las sérias conversaciones de los hombres de estado en vacaciones, y las truhanerías del estudiante en peregrinacion á la vapor.
No en balde estuvo el Paraíso terrenal en el Asia. En la Grecia antigua, las cortesanas y también las castas matronas apetecían los zapatos venidos del Asia, zapatos al parecer preciosos, adornados con pinturas de mucho mérito y figuras cinceladas en metal.
Este libro, señor compadre, tiene autoridad por dos cosas: la una, porque él por sí es muy bueno, y la otra, porque es fama que le compuso un discreto rey de Portugal. Todas las aventuras del castillo de Miraguarda son bonísimas y de grande artificio; las razones, cortesanas y claras, que guardan y miran el decoro del que habla con mucha propriedad y entendimiento.
Por su larga experiencia teatral no ignoraba Carolina que hay en la vida del hombre dos períodos durante los cuales es fácilmente poseído de la pasión impetuosa y arrebatada: la primera juventud, en que las cortesanas parecen ángeles caídos, y la entrada de la vejez, en que uno quiere despedirse de la naturaleza con aquella música de besos que en la adolescencia nos abrió las puertas de la dicha.
Es una monarquía mitad de tradición ó legitimidad de derecho divino, mitad de origen popular; de manera que ni la aristocracia, ni el absolutismo, ni la democracia tienen autoridad, ni fuerza, ni prestigio, si no es para entrabarse y dañarse mutuamente. Parlamentario por las formas y el origen aparente, el gobierno obedece mas á las influencias cortesanas que á las de la opinion.
La Reina Juana de Nápoles es la mujer varonil, ebria de placer y crueldad, que traspasa todos los diques impuestos á su sexo; en El Anzuelo de Fenisa y en El Arenal de Sevilla, son las protagonistas cortesanas vulgares. En El Rufián Castrucho y en El Caballero de Olmedo observamos dos astutas alcahuetas, cuyos tipos son de verdad maravillosa.
Lo ocurrido es muy natural; la desvergonzada mozuela se ha encajado en la iglesia, no vestida humildemente, según su clase, sino con el lujo escandaloso de las mujeres cortesanas que bullen en las grandes ciudades y que son la perdición de los hombres. ¿De dónde ha salido el traje que llevaba puesto? Aquí nadie lo ignora. Era regalo de usted. No he de negar yo que era regalo mío.
La Felipa, la Socorro y la Nati, cortesanas famosas en la capital, que fueron queridas de muchos personajes, ministros, banqueros y grandes de España, lo habían sido antes de él. El fué quien, por medio de sus celestinas, las había sacado de la calle de la Paloma, del barrio de Triana en Sevilla o del Perchel, de Málaga, y había gozado de sus primicias.
Muchas veces sus personajes, que pertenecen á la clase más elevada de la sociedad, se ven contrapuestos á los de las más bajas de la misma, resultando, del contraste que forman las costumbres cortesanas con las rústicas ó populares, situaciones divertidas con extremo, que el poeta aprovecha para su objeto con su ordinario ingenio, formando las delicias del público.
Dejó los medios de fuerza, que con una aldeana son inútiles; pero inquieto, febril, espoleado por un deseo omnipotente, comenzó a ensayar con ella todos los recursos de su experiencia amorosa, los mil artificios delicados que había aprendido en el comercio de las damas cortesanas.
Palabra del Dia
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