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Los navarros, vascongados, catalanes, etc., al combatir bajo la bandera de Don Cárlos, lo hacian, pues, mas bien por sostener su autonomía que por apoyar el absolutismo.

Los indios baures, habitantes de Concepcion, unen por lo general á su robustez y fuerza corporal, un carácter muy bondadoso y apacible, pero desgraciadamente tan pusilánime que el solo temor del castigo los determina á ceder y doblegarse á todo. El cacique, cuya autoridad raya en el absolutismo, es el déspota mas rígido, y jamas sale sin ir acompañado de su teniente y del intérprete.

Era, por añadidura, la época en que la clase media entraba de lleno en el ejercicio de sus funciones, apandando todos los empleos creados por el nuevo sistema político y administrativo, comprando a plazos todas las fincas que habían sido de la Iglesia, constituyéndose en propietaria del suelo y en usufructuaria del presupuesto, absorbiendo en fin los despojos del absolutismo y del clero, y fundando el imperio de la levita.

Después del choque provocado por el fanatismo dominador, vendría la huelga de los infelices, la reclamación imperiosa de la miseria. Un ejército enemigo se ocultaba tras aquellas montañas que cerraban el horizonte: una horda hambrienta que algún día caería sobre la población como en otros tiempos las gavillas del absolutismo.

Es una monarquía mitad de tradición ó legitimidad de derecho divino, mitad de origen popular; de manera que ni la aristocracia, ni el absolutismo, ni la democracia tienen autoridad, ni fuerza, ni prestigio, si no es para entrabarse y dañarse mutuamente. Parlamentario por las formas y el origen aparente, el gobierno obedece mas á las influencias cortesanas que á las de la opinion.

Y aquella incomparable agrupación humana que empezó como escuela de libertad política, terminó en cátedra de absolutismo asiático, inoculado a la parte más civilizada del mundo antiguo, en cinco siglos del más absorvente centralismo.

Poco después de este furibundo demagogo, otro personaje entró en escena. ¿Quién será? dijo el Doctrino sintiendo los pasos. Apuesto á que es el mismo Lobo en persona. Un hombre alto, flaco y vestido de negro entró en la habitación. Era don Julián Lobo, célebre republicano que después fué faccioso y uno de los más sanguinarios chacales del absolutismo.

Su admirable situacion, su fabuloso progreso, su mérito fabril, sus inmensas relaciones comerciales, el fuerte guarismo de su poblacion, su grandeza material, su tipo social característico, su pasado y su porvenir, todo concurre á hacer en extremo interesante el estudio de la opulenta Marsella, la perla de la Francia meridional, la antigua colonia de los Focios, capital de la extinguida República marsellesa, que César no pudo vencer y conquistar, y que inmortalizó su nombre en la revolucion francesa con su legion de héroes y el himno admirable que electrizara á la Europa entera en las grandes luchas de la libertad contra el absolutismo.

Paróse por segunda vez el joven para tomar aliento y ver si la fisonomía del anciano daba señales de aprobación; pero no observó en aquel rostro singular otra cosa que abstracción y melancolía. "Esos que le han detenido á usted continuó el militar, no son liberales. O son agentes ocultos del absolutismo, ó ignorantes soeces sin razón ni conciencia.

Aquel habilidoso sistema de ser y no ser, de equilibrarse entre el absolutismo y los liberales, valiéndose de los unos contra los otros, de prometer y no cumplir, de encubrir con fórmulas, retóricas y dicharachos hoy desacreditados, pero entonces muy en boga, el lazo de la arbitrariedad y el espadón de la fuerza, dio resultados en época de tanta inocencia política, cuando la libertad era como un niño generoso y no exento de mimos, más fácil de engañar que de convencer.