Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de julio de 2025


Despreciaba de antemano á la suerte, vencida por él. «¡Ah, perraIba á vérselas con un hombre. De un tirón arrancó la silla en que había puesto otro su mano, y se sentó á una mesa de ruleta, entre dos viejas, sucias y mal vestidas, con aspecto de brujas. Los empleados cruzaron su asombro en forma de discretas ojeadas. ¡El príncipe apuntando, y á aquella hora!... Hagan sus juegos...

Como ocupaba la mejor habitación de la casa y pagaba cinco pesetas, se creía con derecho a mantenerse constantemente en una actitud rígida. No sólo doña Mónica y la doméstica, sino también los otros huéspedes sentían el peso de su autoridad inflexible. ¿Será aventurado el suponer que Freire en el fondo del alma despreciaba a sus compañeros?

Uno a uno despreciaba todos los elogios que a su hermosura tributaban los señoritos nobles y los abogadetes de Vetusta y cuantos la veían; pero al despertar, como una neblina de incienso bien oliente envolvían su voluptuoso amanecer del alma aquellas dulces alabanzas de tantos labios condensadas en una sola, y con deleite saboreaba Ana aquel perfume.

Volvió al balcón, a espiar las palabras y los movimientos de aquel borracho a quien despreciaba todo el año y que aquella noche, sin que él supiera por qué, le asustaba y le irritaba. Otras veces, a la misma hora, le había sentido en la calle murmurar imprecaciones, mientras él velaba trabajando; pero nunca había querido levantarse para oír las necedades de aquel perdido.

Tiene usted mucha razón, señora decía la señora de Aubry no hay sino una cosa en el mundo, y esa es ser rica; cuando yo lo era, despreciaba de todo corazón á los pobres, así hallo ahora muy natural que se me desprecie, y no me quejo de ello.

Este don Custodio era un enemigo doméstico, un beneficiado de la oposición. Creía, o por lo menos propalaba todas las injurias con que se quería derribar al Provisor, y le envidiaba por lo que pudiera haber de cierto en el fondo de tantas calumnias. De Pas le despreciaba; la envidia de aquel pobre clérigo le servía para ver, como en un espejo, los propios méritos.

«¿Por qué se le había ido la lengua delante del Magistral?». «No podía explicárselo, los celos, si así podían llamarse, le habían hecho hablar alto. Por lo demás, él despreciaba a la rubia lúbrica en el fondo del alma... y sólo en un momento de exaltación... de la mente, había podido...».

Heredero legítimo de un nombre y de una fortuna, el joven Alfredo había mamado en los pechos de su madre la elegancia y distinción, al par que los buenos principios. Despreciaba tanto como se merecen las innovaciones políticas introducidas en Francia a partir de la catástrofe de 1879. A su juicio, la nación francesa componíase de tres clases: el clero, la nobleza y el estado llano.

Despreciaba los ideales políticos, pero por solidaridad de clase había aceptado en los últimos años todas las declamaciones contra los escándalos del régimen. ¿Qué podía hacer una República corrompida y desorganizada ante el Imperio más sólido y fuerte de la tierra?... «Vamos á la muerte se decía á solas . ¡Peor que en el 70!... Nos tocará ver cosas horribles

Sólo que éramos nobles, hace mucho, y que salimos de Raíces. ¡Oh! ¡Si yo conservase el libro aquel de blasones de que tanto me hablaba mi madre, y que mi padre, al parecer, despreciaba!... Como soy tan aprensivo... se me figura sentir cierta simpatía por estos parajes.... Esta calma, este silencio, esta verdura, esta pobreza resignada y tolerable... hasta la música del mar, que ruge detrás de esos montes de arena... todo esto me parece algo mío, semejante a mi corazón, a mi pensamiento, y semejante al carácter de mi padre.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando