Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de julio de 2025


Se acababa la separación, se acababan los celos estúpidos a un miserable que no había de resucitar y al que ella no había querido; se acababa el rencor por una desgracia de la que no tenía culpa alguna. Huirían de allí. Despreciaba a aquella tierra tan profundamente, que no quería ni hacerla daño. Abandonarla era lo mejor; poner entre ella y ellos muchas leguas de tierra, muchas leguas de agua.

El implacable Bedoya, asiduo tertulio de la Marquesa, compadecía a Vegallana y hasta le despreciaba; pero por no disgustarle, no había querido darle pruebas inequívocas de una triste verdad, a saber: que sus muebles Enrique II del salón de antigüedades, eran menos viejos que el mismo Marqués.

El maestro Raimundico, por consiguiente, como era o había sido zapatero y como nunca había sido humilde, se estimaba en mucho más que Séneca, sobre todo en lo tocante a utilidad y arte de la vida. Despreciaba o aparentaba despreciar la oratoria; pero, sin darse cuenta de ello, y dejándose arrebatar de sus convicciones, echaba amenudo discursos, si bien, más que floridos, enérgicos y breves.

Breve respuesta que encerraba no poco desdén y quizás mucho asombro. En medio de estas distracciones mis estudios iban bastante bien. Continuaba obteniendo éxitos que despreciaba comparándolos con la grandeza de los sentimientos que hacían que fuese un hombre pequeño y, según mi juicio, un corazón tan grande.

Por todas estas comprensibles razones, tanto Calvat aborrecía a Beatriz cuanto ésta lo despreciaba, y la mutua antipatía de estos seres, unidos por diabólico designio, no podía menos de crecer más, y más emponzoñarse con el transcurso del tiempo.

El doctor Ruiz gritó y manoteó desde la contrabarrera: ¡Deja eso, niño! sólo sabes la verdad... ¡Matar! Pero Gallardo despreciaba al público y era sordo a sus protestas cuando sentía el impulso de la audacia. En medio del griterío se fue rectamente al toro, y sin que éste se moviese, ¡zas! le clavó las banderillas.

La manía de dar al fiado llegó a ser un vicio, una pasión del manirroto licenciado. Le gustaba darse tono de rico y despreciaba el dinero con gran prosopopeya. «¡Los países que él había visto! ¡las mujeres que él había seducido, allá muy lejos!». Sus amigos los taberneros que no habían visto más río que el de su patria, le engañaban al segundo vaso.

Todo lo despreciaba y olvidaba contemplando sus tierras. Y Batiste sentíase poseído de un dulce éxtasis al verse cultivador en la huerta feraz que tantas veces había envidiado cuando pasaba por la carretera de Valencia á Sagunto.

No había pasado un año cuando ya habían desaparecido todas las ilusiones: y la señora de Maurescamp veíase obligada a reconocer que estaba ligada para siempre a un hombre de sentimientos bajos y de inteligencia nula, sintiendo a más con horror que despreciaba a su marido. Mucho mérito tiene una mujer cuando apercibida de tales miserias, permanece siendo amable y sumisa esposa.

El fraile-artillero como jugaba de buena y ponía atencion, se ponía colorado y se mordía los labios cada vez que el P. Sibyla se distraía ó calculaba mal, pero no se atrevía á decir palabra por el respeto que el dominico le inspiraba; en cambio se desquitaba contra el P. Irene á quien tenía por bajo y zalamero y despreciaba en medio de su rudeza.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando