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Actualizado: 3 de junio de 2025
Asisten 50 niños á las escuelas habiendo solo 2 que entendieran el español. Hay radicados 4 chinos. De Manito regresamos á Legaspi, y de allí nos trasladamos á la cabecera. Resumiendo todos los datos estadísticos que hemos dado al detalle, resulta que la provincia de Albay en 1878 tenía 238.220 almas, de las que tributaban 113.813.
Era que se iba á celebrar la fiesta de la literatura lemosina, en la que desempeñaba siempre un primer papel: vate premiado, discurseante, ó simple ídolo, al que tributaban sus elogios otros poetas, clérigos dados á la rima, encarnadores de imágenes religiosas, tejedores de seda que sentían perturbada la vulgaridad de su existencia por el cosquilleo de la inspiración; toda una cofradía de vates populares, ingenuos y de estro casero, que recordaban á los Maestros Cantores de las viejas ciudades alemanas.
El que puso esa nota lo encontraría acaso falto ya del primer fólio ó sin nombre de autor al lado de la copia de la Suma y narracion de los incas de Juan de Betánzos, encuadernada en el mismo códice L j 5, y de las mismas letras que la Relacion de la sucesion y gobierno de los incas, y con la informacion ó relacion de Hernando Santillan acerca de las leyes y gobierno de esos soberanos, y quizá con las de Polo de Ondegardo y Bravo de Sarabia, hechas en tiempo de los vireyes don Antonio de Mendoza, conde de Nieva y marqués de Cañete, á consecuencia de varias cédulas reales ordenando visitar los repartimientos y encomiendas del Perú y averiguar si los indios tributaban más ó ménos que en tiempo de sus señores naturales; y viendo que trataba la misma materia que los otros, le atribuyó la misma procedencia; refiriéndose probablemente en aquella visita á la famosa que giraron en 1559 ó 60, gobernando el conde de Nieva, el licenciado Briviesca de Muñatones y Diego de Várgas Carvajal.
En las cercanías de Casiguran y en su parte S. se hicieron en 1848 algunos infructuosos trabajos en busca del azogue, cuya presencia denuncia no pocas vetas de cinabrio. El vecindario de este pueblo ascendía á 3.056 almas, de las que tributaban 1.206. Se registraron 238 bautizos, 58 casamientos y 118 defunciones. Asistieron á las escuelas 90 niños, de los que solo 2 hablaban el español.
Mientras trabajó en la oscuridad tenía la vaga conciencia de su genio: una voz interior le decía que las obras que salían de sus manos valían más que otras loadas por la crítica. Sentíase con fuerzas para llevar a cabo algo grande y bello. Cuando escuchó los elogios que se tributaban a su grupo no quedó sorprendido: era la misma dulce canción con que su corazón le arrullaba siempre.
Además, había adivinado también que el ex-capitán profesaba un afecto vivísimo a su sobrina Maximina, bien pagado por parte de ésta: ambos se comprendían admirablemente, con sólo mirarse, y se tributaban todas las pruebas de cariño que podían. Y digo podían, porque doña Rosalía estaba al tanto de este cariño y no manifestaba tendencias muy decididas a alentarlo.
Lo mismo puede decirse de las mamas, tan rendidas y aduladoras antes de casar a sus hijas, y tan despegadas así que lo conseguían. Pero tales flaquezas no alteraban el buen humor de aquellas benditas ni destruían su optimismo. Como se estaban renovando sin cesar los asistentes a su casa, olvidaban la ingratitud de los antiguos para pensar tan sólo en el aprecio que les tributaban los nuevos.
Uno a uno despreciaba todos los elogios que a su hermosura tributaban los señoritos nobles y los abogadetes de Vetusta y cuantos la veían; pero al despertar, como una neblina de incienso bien oliente envolvían su voluptuoso amanecer del alma aquellas dulces alabanzas de tantos labios condensadas en una sola, y con deleite saboreaba Ana aquel perfume.
La majestad de la señora, el aparato de que se rodeaba y las ideas extrañas que salían de su boca les hacía mirarse de vez en cuando llenos de estupor. Pero tanto y más que esto les impresionaba el respeto profundo que todos los tertulios la tributaban. De tal modo que, cuando por el gesto se conocía que iba a hablar, inmediatamente quedaba todo en silencio.
En cuanto á sus creencias religiosas, se asegura que no tributaban adoraciones á ninguna divinidad bienhechora; que temian sí, y muchísimo, á un espíritu maligno llamado Chukiva: creian, por lo demas, en la existencia de otra vida. Cuando alguna persona caia enferma, se ponia inmediatamente en camino para ir á buscar asistencia en la casa donde habia nacido, por mucha que fuese la distancia.
Palabra del Dia
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