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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Nada importa la procedencia de las cosas cuando resultan útiles dijo el profesor con dureza . Nadie pregunta á los gobiernos, al recibir su ayuda para una obra benéfica, cuál es el origen del dinero. Muchas veces lo han extraído con más crueldad y violencia que lo sacan en este lugar, adonde todos acuden voluntariamente.
Este sistema pues, se halla fuera de la cuestion; no disputamos sobre el modo con que las representaciones existen en el alma, ni sobre la procedencia de ellas, sino que examinamos la opinion que pretende fundar toda la ciencia en un solo hecho, desenvolviendo todas las ideas, como simples modificaciones del mismo.
Buena ocasion era esta en efecto para lanzar al estudio de las discusiones arqueológicas una especie nueva sobre el orígen de la ojiva en el occidente, si quisiéramos seguir el erróneo sistema de los que creen que toda forma arquitectónica ha de tener una procedencia única, como la especie humana á la cual damos los ortodoxos una sola cuna.
La deudora se avino a todo por perder de vista a las dos infernales mujeres que tanto pavor le causaban. La copa aquella estaba en la sala de doña Lupe; mas no se encendía nunca. Maximiliano sabía su procedencia, así como la de un bargueño y un armario soberbio que en la alcoba estaban.
La natural reserva y esquivez del joven ministro había sido un obstáculo para este plan. El médico, sin embargo, no estaba dispuesto á darse por satisfecho con el aspecto que, casi providencialmente, tomó el asunto en sustitución á los negros planes que él se trazara. Podía decir que se le había hecho una revelación; y poco le importaba que su procedencia fuera celestial ó infernal.
Todas estas contestaciones habían sido pronunciadas con una intención maligna; comprendí que existía un misterio terrible entre aquella mujer y la pobre Amparo, y no insistí. La dejé ir. Había concebido el pensamiento de apelar a la ley para poner en claro la procedencia de Amparo. Y como si hubiese comprendido mi pensamiento, aquella mujer me arrojó al salir una insolente mirada de desafío.
La dejé sin abrir, cogí los papeles que la envolvían, y miré a ver si en ellos había alguna indicación de su procedencia. Nada; no había nada. Llamamos a la criada, que era una muchacha nueva. ¿Tú has recibido esta caja? le pregunté. Sí. ¿Quién la ha traído? Un hombre. Me lo figuro. ¿Pero qué hombre? ¿Un hombre de aquí del pueblo? No; yo al menos no le conocía. ¿Cuándo ha venido?
Esta sola diferencia hacía comprender la diversa procedencia de los tripulantes, pues mientras unos eran marineros de pura raza, llevados allí por la matrícula o enganche voluntario, los otros eran gente de leva, casi siempre holgazana, díscola, de perversas costumbres, y mal conocedora del oficio.
Justamente en esos momentos, el señor de Maurescamp, desertando del cuerpo coreográfico, hacía ostentación de sus relaciones con una amazona americana, Diana Grey, cuya aparición en el circo de Invierno había sido uno de los acontecimientos de la estación. Desde algunos días se la veía conducir alrededor del lago un par de caballos negros, cuya procedencia nadie ignoraba.
Tal fué, en substancia, mi conversación con la respetable señora que, desgraciadamente, no puede hoy reñirme por esta delación, doce años ha, es decir, cuando en Santander era de buen tono no haber pisado jamás el campo; cuando los que en él hemos nacido, teníamos que negar la procedencia en estos salones para no producir entre la gente «fina» cierta prevención que, con frecuencia, rayaba en repugnancia; cuando hasta por las personas de más alta jerarquía se llamaba judío á todo extranjero que tuviera las patillas rubias, ó la pinta sospechosa; cuando, en fin, entregado aún este pueblo á sus propios y naturales recursos, atravesaba el período más crítico de su amaneramiento.
Palabra del Dia
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