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Actualizado: 20 de junio de 2025
Precisa conocer la vida efusiva, febril, toda emoción y toda sobresalto, de telón adentro, para medir el cariño fraternal, la amistad desinteresada y llena de sacrificios, que liga al autor y á sus intérpretes ante las luces de la batería una noche de estreno.
Con desinteresada satisfacción se decía a sí mismo que había logrado contribuir al establecimiento de una cosa gratísima a Dios, e indispensable a la concertada marcha de la sociedad: el matrimonio cristiano, lazo bendito, por medio del cual la Iglesia atiende juntamente, con admirable sabiduría, a fines espirituales y materiales, santificando los segundos por medio de los primeros. «La índole de tan sagrada institución discurría Julián es opuesta a impúdicos extremos y arrebatos, a romancescos y necios desahogos, ardientes y roncos arrullos de tórtola»; por eso alguna vez que el esposo se deslizaba a familiaridades más despóticas que tiernas, parecíale al capellán que la esposa sufría mucho, herida en su cándida modestia, en su decente compostura; figurábasele que la caída de sus párpados, su encendimiento, su silencio, eran muda protesta contra libertades impropias del honesto trato conyugal.
Los mozalbetes más osados acercaban a ella el rostro con cierta insolencia, pero la belleza bondadosa de aquella cara de María Santísima les imponía admiración y respeto. Las chalequeras no murmuraban ni reían al pasar Ana. ¡Es la Regenta! ¡Qué guapa es! Esto decían ellas y ellos. Era una alabanza espontánea, desinteresada.
Sintióse conmovido ante la generosidad desinteresada de aquella persona; pero pronto empezaron las dudas y la confusión. ¿Quién era aquel joven? ¿Le había favorecido por generosidad ó por miras ocultas? No le conocía. ¿Por dónde sabía su nombre y que estaba preso? Lázaro no pensó mucho en esto.
El único ser que tiene para ella amistosa y desinteresada devoción es un pobrecito jorobado, desvalido y casi inútil.
Cristeta era bellísima, sentimental, ingenua, codorniz sencilla, sobre todo desinteresada; mas sus muchas prendas físicas y morales no justificaban que hombre tal quedase por siempre sometido a su imperio.
Le llamaba loco, y embustero, y bromista; pero cuando, después de la polca, se sentaron juntos, en vez de incomodarse por la insistencia del cantante, se quedó un poco seria, suspiró dos o tres veces, como una doncella de labor no comprendida, y acabó por ofrecer a Minghetti una amistad desinteresada; pura amistad, pero leal y firme.
Y con estos propósitos, caminando en ala los siete donde el terreno lo permitía, o en hilera si el sendero no daba más de sí, pero ocupando siempre don Simón el puesto de preferencia, ensanchábasele el pecho al pobre hombre a impulsos de su vanidad, creyendo de buena fe que todas aquellas deferencias con él guardadas eran hijas de una adhesión espontánea y desinteresada a su persona. ¡Y estaba cansado de oír hablar de ciertos caciques de aldea, perpetuos muñidores electorales, para quienes es una fiesta acompañar candidatos, y comer acá, y cenar allá, y desayunarse en el otro lado con ellos y a sus expensas, y frecuentemente un negocio cada elección después de cada paseo!
Pepe, entre tanto, se avió pronto, con propósito de llegar al hôtel antes de que don Luis concluyera de vestirse y saliera al despacho, seguro, por este medio, de poder hablar un rato con su novia. En el camino estuvo dos veces a punto de volver pies atrás: por fin, el deseo de verla pudo más que el temor de la separación. Al entrar en el cuartito de la biblioteca, donde había nacido aquel amor que era la única alegría de su vida, casi le faltaron fuerzas. Creía que, con el tormento de pensar en su madre durante la pasada noche, había agotado todos los sufrimientos imaginables; y, al ver cercano el momento de alejarse de Paz, sintió que aún le cabía en el alma más dolor. ¡Qué grande y hermoso apareció, en cambio, a sus ojos, el cariño de su amante! ¡Qué contraste formaba aquella pasión desinteresada con la conducta de su madre!
La amistad de los espíritus, el platonismo, la adoración desinteresada a una mujer, aunque se mire como grosero el símil, les parece a manera de salsa picante; pero entienden que no es plato de gusto aquel donde no hay más que la salsa.
Palabra del Dia
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