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Actualizado: 14 de julio de 2025


¿Yo...? Se lo mando a usted... Acuéstese usted al momento. No le fue a ella posible entonces librarse de un abrazo apretado, y en aquel segundo estrujón, oyó estas cariñosas palabras: «¿No vale más que nos expliquemos como buenos amigos? Hijita de mi alma, si te enfurruñas, no llegaremos a entendernos». Jacinta fue bruscamente desarmada.

Ella prosiguió con más ahinco al ver que yo callaba: » ¿Irás a negármelo? ¿Serás capaz de darme un chasco como ése la víspera de tu marcha, cuando tienes que decirme tantas cosas y hacerme tantas promesas? ¡Si supieras qué triste voy a quedar después que te vayas! ¿Qué menos puedes hacer que dejarme al partir el recuerdo de esas palabras tiernas y cariñosas que me hacen tan dichosa pronunciándolas tus labios?

La soledad de Isidora era cada vez mayor. Emilia y Castaño no la visitaban ya; Bou había roto con ella; Miquis iba muy rara vez. Sólo eran constantes D. José y la Sanguijuelera, que llevaba a Riquín. Joaquín Pez, cuyo trato en aquella soledad habría sido muy grato a Isidora, estaba en la Habana, desde donde le había escrito algunas cartas cariñosas.

Aceptada esta fineza, Maxi se personó en casa de Quevedo desde las nueve, hora en que la señora aquella se hallaba en la plenitud de sus funciones, limpiando jaulas, revisando nidos, examinando huevos, y sosteniendo con este y el otro volátil pláticas muy cariñosas. Su obesidad no le impedía ser ágil y diligentísima en aquella faena.

Como todo ciego incipiente, Bringas afectaba no necesitar de extraña ayuda para desnudarse, y conociendo la tribulación de su mujer, tenía el heroísmo de reanimarla con expresiones cariñosas, como si él fuera el sano y ella la enferma. «Probablemente esto pasará... Pero es cargante. Ni en broma me gusta esto de no ver.

Especialmente doña Manuela, no sabía qué hacerse: las preguntas cariñosas, las frases regocijadas se le paraban en los labios, atajadas por un respeto vago; quería bromear, y le era imposible; las palabras no respondían a las ideas que ansiaba expresar.

Cuando tardaba en ir por su cuarto, se impacientaba y le daba quejas cariñosas lo mismo que un amante rendido y llagado de amor. Cuando entraba, sus ojos no la abandonaban ni un instante, cual si estuviesen bajo la influencia de un encanto o fascinación. Aquellos ojos expresaban cariño profundo, gratitud, admiración, respeto, entusiasmo, lo expresaban todo... menos amor. Cecilia bien lo leía.

Ahora guardaré prudente silencio sobre estos sucesos, pues decidido estoy a seguir al pie de la letra la reservadísima escuela del diplomático, y así os digo: «No, no me obliguéis, abusando de la dulce amistad, a que revele estos secretos de que tal vez depende la suerte del mundo. No me seduzcáis con ruegos y cariñosas sugestiones que en vano atacan el inexpugnable alcázar de mi discreción

Siguió tirando de aquella mano, y fue condensándose la vaguedad del rostro, hasta reconocer a Pablo Valls inclinado sobre él, moviendo los labios como si murmurase palabras cariñosas que no podía oír. «¡Otra vez!... ¡Siempre el capitán apareciendo en sus deliriosSumióse de nuevo el enfermo en su inconsciencia después de esta rápida visión. Ahora su sopor era más tranquilo.

Y en la memoria de Vázquez fueron precisándose una serie de pequeños detalles, que bien pudieran considerarse síntomas de la simpatía de Coca... El agrado con que siempre le recibiera, el rubor que solía enrojecerle las mejillas cuando le hablaba, las cariñosas miradas que más de una vez sorprendió en sus ojos claros y límpidos... ¡El obstáculo era ese maldito capitán Pérez!

Palabra del Dia

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