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Actualizado: 14 de julio de 2025
En un ademán de protección y amor, él la rodeó con sus brazos y la estrechó con ardor silencioso. Aquel abrazo grave y fuerte llenó de dulce emoción a María Teresa; se sentía segura como en un estuche, entre aquellas manos cariñosas y potentes.
Alarmado por su exaltación, el joven trató de calmarla con frases cariñosas y palabras tiernas, acaso sinceras, pues era ante todo el hombre del momento y la pobre criatura hubiera conmovido a un corazón de piedra. Tranquilízate, mi querida Juana. Es una prueba momentánea, una separación muy corta seguida de una eterna unión y de una dicha sin nubes.
Gallardo le admiraba, teniéndole por el más alto representante de la ciencia universal, al mismo tiempo que se permitía cariñosas bromas sobre su carácter bondadoso y el descuido de su persona. Su admiración era la misma del populacho, que sólo reconoce la sabiduría de un hombre mal pergeñado y con rarezas de carácter que le diferencien de los demás.
LA ENFERMERA. ¿Qué duda cabe...? Si yo fuera la dueña, querría que todos los heridos viviesen en un sueño espléndido. ¡Que las enfermeras, sin excepción, fuesen lindas y cariñosas...! No prohibiría ni el tango ni el flirteo. Ponga usted aparte los atacados de altas fiebres. Los demás tienen un padecimiento terrible: el aburrimiento.
Y el marido, que instintivamente intentaba repelerla, acabó por abandonarse entre aquellos brazos, repitiendo sin darse cuenta las mismas palabras cariñosas de los tiempos felices. Ante sus ojos, habituados a la oscuridad, iba marcándose con todos sus detalles el rostro de su mujer. ¡Luis, Luis mío! decía ella sonriendo en medio de las lágrimas . ¿Cómo me encuentras?
El marqués fuese derecho a Jacobo, que ceremoniosamente se levantaba para recibirle, y apretándole ambas manos, díjole con grande afecto: Adiós, Benito, ¿cómo te va?... Tú siempre tan famoso... Y con protectora afabilidad diole dos cariñosas palmaditas en el hombro izquierdo.
Más de cien veces había querido comprárselo: le ofreció un precio exorbitante; le ofreció construirle una casa. La bruja no consintió jamás en trasladarse. Aquel espionaje constituía el mayor, quizá el único atractivo de su vida. Se mordió los labios con ira y respondió: Por eso, porque lo fisgo todo sin duda he sabido que te regala pendientes de perlas y te da palmaditas cariñosas en la cara.
La atraje hacia mí, le prodigué mil palabras cariñosas, y traté de alejar con mis caricias el temor, la inquietud de su espíritu. Ella bebía con amor cada una de mis palabras; su rostro febricitante estaba pendiente de mis labios y de vez en cuando un débil suspiro se escapaba de su pecho. ¡Oh! ¿Por qué no has estado siempre a mi lado? exclamó, acariciándome las manos.
Creía que con cartas y amonestaciones podría convencer a aquella piedra viva que se llamó D. Carlos, piedra por la tenacidad y falta de inteligencia. En la célebre correspondencia de ambos hermanos, las frases más cariñosas envuelven amenazas terribles. Se ven ríos de sangre corriendo bajo aquellas flores de la zalamería fraternal.
No mezcle usted mi casa en este asunto. ¡Bonita excusa! tronó el gigante. ¿Qué galimatías es ése? ¿No forma usted parte de la razón social Esteven y Compañía? Pues la casa Esteven y Compañía es la responsable de sus operaciones comerciales. El chico se ahogaba; ¡no poder tapar la boca de aquel animal! Ensayó domesticarlo, con frases cariñosas y acento humilde.
Palabra del Dia
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