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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Estáis en mi casa, y os invito. Si me decís que no, soy capaz de llorar. Entraron en un café, y durante media hora los robustos soldados del sombrero puntiagudo bebieron, riendo á carcajadas de las palabras y los gestos de la alegre vieja.
La tropa, después de cañonear las trincheras carlistas, avanzaba, y el enemigo abandonaba sus posiciones refugiándose en los muros. El regimiento del capitán Briones se encontraba en las avanzadas. Martín preguntó por él y lo encontró. Briones presentó a Zalacaín y a Bautista a algunos oficiales compañeros suyos, y por la noche tuvieron una partida de cartas y jugaron y bebieron.
Kotelnikov saludó, y aunque se tambaleaba un poco a causa de la cerveza, todos convinieron en que era muy chic. Después de irse el subjefe, bebieron más, y todos juntos salieron a la calle, tropezando con los transeúntes. Kotelnikov marchaba en medio de sus camaradas, sostenido por Polsikov y Troitzky. No, muchacho decía ; no puedes comprenderlo. En las negras hay algo exótico.
Se celebró la boda, con la posible solemnidad, en la iglesia de Zaro y luego la fiesta en la casa de Bautista. Hacía todavía frío, y los aldeanos amigos se reunieron en la cocina de la casa, que era grande, hermosa y limpia. En la enorme chimenea redonda se echaron montones de leña, y los invitados cantaron y bebieron hasta bien entrada la noche, al resplandor de las llamas.
27 Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñas, y pisaron la uva, e hicieron alegrías; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. Servid a los varones de Hamor padre de Siquem. ¿Por qué habíamos de servir a él? Y decía a Abimelec: Aumenta tus escuadrones, y sal.
Todo cuanto se diga en este sentido será contrario a las reglas de la sana crítica, y así nos resolvemos a explicar lógicamente aquel volteo de paredes por la detestable calidad del vino que bebieron poco antes los tres dignos señores. El vino era tal, que si le hubieran tomado juramento habría declarado francamente no haber visto en toda su vida las bodegas jerezanas.
Pero si tú no quieres ayudarnos, tampoco querrán los de Fresnedo apuntó Quino. Yo hablo por mí. Los demás que hagan lo que les parezca repuso Nolo alzando los hombros con desdén. Guardaron silencio los enviados. Al cabo, profundamente tristes, se vieron obligados á despedirse. Antes de partir, Nolo les ofreció otro vaso de sidra que bebieron pensativos y callados.
Tablas era siempre diligente para traer vino, porque la expectativa de las sobras le aligeraba los pies. Así volvió prontamente con la compra, y un instante después los dos furiosos evangelistas de D. Carlos mojaban un bizcocho en el dotado licor. Después bebieron con prudencia, por ser ambos como D. Felicísimo, varones de mucha sobriedad.
1 arroba de vino de villarreal que bebieron los señores cuando salieron de las biesperas 15 mrs. Costaron endrinas para la yantar 3 mrs. Costaron figos 20 mrs. Costaron 200 peras para la yantar las 100 á 4 dineros cada una, 30 mrs. las otras 100 a dos dineros cada una que son todas 50 mrs. Costaron 150 limones 7 mrs.
Bebieron el espeso vino de Toro traído en odres desde Castilla al través de las montañas que separan á esta región de las Asturias por el propio Martinán que ahora lo servía loando sin cesar su pureza y sus virtudes. Bebieron aún con más placer la sidra de la pomarada de D. Félix.
Palabra del Dia
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