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Doña Luz se convenció de que doña Manolita no había tenido intención de deslustrar en lo más mínimo la pureza de sus relaciones amistosas con el P. Enrique; y doña Manolita hizo por convencerse y hasta se convenció por el momento de que el P. Enrique, ni siquiera como Dante amó a Beatriz, como Petrarca amó a Laura, o como don Quijote amó a Dulcinea, era capaz de amar a doña Luz; porque, siendo él un fraile y ella una señorita muy bien educada y honestísima, tal amor, por alambicado, espiritual e incorpóreo que fuese, tenía un no qué de indecorosamente plebeyo y de grotescamente pecaminoso que con la condición de su bella y soberbia amiga se ajustaba muy mal.

Como se ve, el éxito del Comendador en este primer intento de reanudar relaciones amistosas con la familia de Solís no pudo ser más desgraciado. No se arredró por eso nuestro héroe. Aguardó un rato en medio de la calle á fin de que no pudiese decir ni pensar Doña Blanca que él la seguía, y al cabo se fué á la iglesia Mayor, á donde sabía que la familia de Solís se había encaminado.

Después de examinar al enfermo, salieron los dos médicos a conferenciar a la sala; hablaron de «salicidad» y de «patomanía» y se condolieron, con un poco de amargo desdén, del temperamento proclive y relajado de aquella familia.... En el comedor les esperaba doña Rebeca, y entonces Carmen se acercó a Salvador como aguardando algunas palabras amistosas.

Con solo saber que al espirar el décimo siglo andaban andaluces y africanos en comunicaciones tan frecuentes y amistosas como las que bajo los Abde-r-rahmanes habian tenido andaluces y bizantinos; con solo observar que el famoso caudillo de los Zenetes Zeyrí Ibn Atiyah envía á Almanzor embajadas y ricos presentes en que lucen á la par las grandes pretensiones del donador, las de la naturaleza y las del arte, y luego le visita personalmente en Córdoba admirándole con sus nuevos presentes y su brillante comitiva, podiamos desde luego haber adivinado una trasformacion esencial en la fisonomía del arte andaluz.

Todos le recriminaron aquel acto de barbarie. Pero el majo no escuchaba sus amistosas reprensiones; poseído de una cólera ciega, trataba de desasirse, y no pudiendo conseguirlo, la saciaba con feroces insultos y amenazas.

De aquí que sus sentimientos al leer la carta fuesen de dolor y de mortificación de amor propio por el desamor de Juanita; de admiración y aplauso por la prudente conducta de la muchacha, y de mayor cariño hacia ella, así por la noble franqueza con que exponía las causas que justificaban su desdén, como por las amistosas dulzuras con que procuraba suavizarlo.

Con ligereza se escapó Juanita sin que don Andrés la tocara, y se puso en la calle de un brinco. Don Andrés la siguió. Déjeme en paz vuecencia dijo ella ; no sea pesado, no sea imprudente. Mire que puede salirle mal este juego. ¡Hola, hola! ¿Te me vienes con amenazas? No son amenazas, son advertencias amistosas, señor don Andrés.

Sabía distinguir, cuando se trataba de estos asuntos, entre la religión y los curas, profesando hacia éstos cierta enemistad volteriana, que le venía de casta, al decir de doña Gertrudis, pues su abuelo, el mejicano, había sostenido relaciones amistosas y larga correspondencia con un miembro de la Convención francesa.

Siguió frecuentando el trato de Amalia y mantuvo con ella en apariencia las mismas relaciones amistosas, mas a despecho suyo, sin darse ella misma cuenta, había unas veces en su actitud, otras en sus ojos, otras en su acento, un leve dejo amargo y desdeñoso que no pasó inadvertido para la penetrante valenciana.

Como de costumbre, jugaba al tute con la madre; como de costumbre, hablaba con Juanita en conversación general, y Juanita hablaba igualmente y le oía muy atenta manifestándose finísima amiga suya y hasta su admiradora; pero, como de costumbre también, tas miradas ardientes y los mal reprimidos suspiros de don Paco pasaban sin ser notados y eran machacaren hierro frío, o hacían un efecto muy contrario al que don Paco deseaba, poniendo a Juanita seria y de mal humor, turbando su franca alegría y refrenando sus expansiones amistosas.