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Ve que en la ardiente zona do moraron las sombras, el hispano esplendente corona, con pía y sabia mano, ofrece al hijo de este suelo indiano. , que buscando subes, en alas de tu rica fantasía, del Olimpo en las nubes tiernísima Poesía, más sabrosa que néctar y ambrosía.

Salí a los campos, y a la luz que excede A las estrellas, que miraba en vano, A la luna veloz, que retrocede Las aguas y las crece al Oceano, "Dichosa, dije, , que no te puede Quitar el sol ningún poder humano Con subir cada noche donde subes, Aunque vengan con máscaras las nubes."

La escalera no es larga, y se subiría bien si no fuese tan oscura.... estás cansada. ¿Cuántas veces al día subes? El fenómeno se quedó pensando. Por último, dijo: Unas sesenta veces. Es buena renta, hija. Tres mil escalones diarios. Con poco más al cielo. Romualda no dijo más, y entrando en la casa despertó a Pedro López, que dor mía como un canto.

No, no se enterarán; tomaremos precauciones; subes primero, después me abres la puerta... Pero los criados lo oyen todo; la puerta está cerca de la cocina; además, hay un chico encargado de abrir... Miguel insistía apretando el ingenio para combatir los temores de la generala: ésta amontonaba las dificultades, dejando, no obstante, entrever más o menos lejano, el triunfo del joven.

¡Bendita sea tu boca! ¡Sigue niña, que me subes al cielo diciéndome esas cosas! Nada has de perder queriéndome. Pa que estés bien soy capaz de todo; y aunque el padrino se enfade, ansí que nos casemos güervo al contrabando para llenarte el delantal de onzas. María de la Luz protestó con un ademán de miedo. Eso nunca.

Saludó con su aire grave, con aquel aire de gentleman que tanto le envidiaba Trabuco, su admirador y mortal enemigo. ¿Has confesado? , ahora mismo. ¿Con el Magistral, por supuesto? , con él. ¿Qué tal? ¿Excelente, verdad? ¿Qué te decía yo? ¿No subes? No, ahora no puedo. Obdulia oyó la voz de Ana y corrió al balcón, sin cuidarse de reparar el desorden de su traje y peinado.

Qué dromedario? ó alfana en paso rara? Mucho, me respondió, mucho te subes En tus preguntas, calla y obedece. haré, pues no es infando lo que jubes. Esto le respondí, y él me parece Que se turbó algun tanto; y en un punto El mar se turba, el viento sopla y crece. Mi rostro entonces, como el de un difunto Se debió de poner, y haria, Que soy medroso á lo que yo barrunto.

Yo no digo más que una cosa replicó Isabel, y es que si fuese hombre me gustarían las mujeres, pero no los elefantes. ¡Anda con ella, hija! exclamó Frasquito. ¡Cómete la cabeza y no dejes siquiera las espinas! Oye , empachoso, yo no me como carne tan dura. la subes mucho, porque está Velázquez presente. Este se hallaba molestísimo.

¡Oh pobre corazón! ¡Icaro triste y triste Prometeo! si subes a la altura el sol te embiste y, amarrado a la roca del deseo, ni dicha ni quietud para ti existe. Y esto lo sabes bien, ¡oh entraña mía! y sabes del sendero que es muy largo ¡oh entraña! y, sin embargo, vas cruzando el sendero en tu porfía.

D. Jaime, sin responder palabra, bajó la escalera y salió de casa con traza de ir muy desabrido. Aquella tarde, reparando Andrés en una herida reciente que Rosa tenía en la mejilla, le preguntó con interés: ¿Qué es eso, Rosita? Que me he lastimado con una rama al coger manzanas. ¿Por qué te subes a los pomares?... Un día vas a matarte.