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Convenía organizar un alarde de fuerzas, reunir todo el país vascongado amante de las tradiciones y que subiera entre banderas y cánticos al monte Artagán, como protesta contra las gentes de las minas y las fábricas, que se entregaban al monstruoso socialismo, y contra los maketos de la villa y sus hijos que ya se consideraban de la tierra, gentes que hablaban de República y de anticlericalismo y llamaban en sus mitins fetiche y nido de ratas á la milagrosa imagen de la patrona de Vizcaya.

El romanticismo, el eclecticismo, el socialismo, todos aquellos diversos sistemas de ideas tenían acalorados adeptos, y el estudio de las teorías sociales se hacía a la sombra del despotismo más hostil a todo desenvolvimiento de ideas.

Por lo demás, el socialismo, salvo que hasta hoy no es más que un conato, un desideratum, una aspiración, es, según algunos, esto es, será con respecto a la empírica y pedestre Economía Política, lo que son las matemáticas sublimes con respecto a las cuatro reglas de la Aritmética.

Hasta Agapo no habían llegado aún esas ideas de socialismo, anarquismo y nihilismo que corren por ahí, haciendo temblar las carnes de todo el que tiene algo que perder, pero él poseía su credo, que era éste: vivir a costa del prójimo, pedir al vecino lo que falte en casa y no trabajar sino en provecho propio, dando quehacer a las mandíbulas; que, al fin y al cabo, todos somos iguales: el estómago del rico, no se diferencia del pobre, y no es justo que mientras aquél engulle y se regala, sean para éste todos los días de cuaresma.

Su obra El verdadero socialismo estaba próxima a terminarse. Había trabajado con gran actividad, escribiendo durante el día en la Biblioteca Nacional, en el Ateneo, allí donde encontraba silencio y libros. La tarea avanzaba rápidamente, sin que se le olvidasen las recomendaciones del marqués de Jiménez, gran amigo de la erudición.

Esta Genoveva tiene teorías aventuradas. Si la oyese la abuela... ¡Bah! dijo Genoveva con serenidad. Mi socialismo no hace daño a nadie, y estoy segura de que tu abuela lo aprobaría. En teoría, puede ser que . Pero en la práctica, puedes estar segura de que no sería lo mismo. Jamás me dejará la abuela casarme con un joven sin fortuna... Pasemos al número tres dijo la de Ribert.

Y si el Estado es arbitro de la vida de ellas, ¿cómo no ha de serlo de lo que poseen? Lejos de caminar hacia el socialismo, yo creo que la civilización propende a extender y afirmar más cada día los derechos individuales. ¿Quién se atreverá a decir hoy, si no está loco rematado, que el Gobierno o el rey, por respetado y poderoso que sea, es señor de vidas y haciendas?

Algunos años pasó en Vetusta sin modificar estas ideas, aunque guardándose de publicarlas; pero poco a poco entre su hija y el Magistral le fueron convenciendo de que la religión era un freno para el socialismo y una señal infalible de buen tono.

El libro debía ser un himno a la caridad; que los ricos diesen a los pobres, que los pobres respetasen a los ricos, y unos y otros se confiaran a la dirección de la Iglesia católica, maestra de siglos en estas cuestiones, y a Su Santidad el Papa, el primer socialista del verdadero socialismo. Creo que con esto continuó ya tiene usted bastante para hacer el libro.

Abominaba de los revolucionarios, con el miedo instintivo de todos los ricos que han creado su fortuna y recuerdan la modestia de su origen. El socialismo de Tchernoff y su nacionalidad habrían provocado forzosamente en su pensamiento una serie de imágenes horripilantes: bombas, puñaladas, justas expiaciones en la horca, envíos á Siberia.