United States or North Korea ? Vote for the TOP Country of the Week !


El cielo de triste azul relampagueaba y temblaba cargado de electricidad, sin soltar una lágrima de lluvia; el suelo de bronce no permitía que la más leve brizna de hierba adornase sus peñascales; la llama y la vicuña torcían su carrera de trote femenil para no internarse en esta desolación, glacial unas veces, tórrida otras.

Había risas, violentas discusiones, ensayos vergonzantes de discursos. En un grupo se discutía el panteísmo, en otro la necesidad de rebajar el presupuesto de marina; más allá se narraba una aventura escandalosa, mientras cerca comentaban unos señores la última encíclica de Su Santidad. ¡Curioso! ¡curioso! ¡curio-sí-si-mo! En el centro de un grupo tronaba y relampagueaba el ilustre Pareja.

El tono en que se dirigía a ella ya no era el humilde y cortesano del principio: corregíala a menudo en la manera de decir, señalábala las actitudes y el gesto que debía adoptar, y a veces, cuando la actriz no comprendía bien sus deseos, llegaba a dirigirla públicamente palabras severas y miradas más severas aún. Nuestro poeta tronaba y relampagueaba ya como amo y señor.

La imagen gentil y graciosa de Venturita, presente al recuerdo; el fuego de sus ojos que aun le relampagueaba por el alma; el dulce contacto voluptuoso de sus cabellos de oro; el demonio, en fin, le retenía. Gonzalo era un hombre sano de cuerpo, de músculos poderosos, rico de sangre, pero muy pobre de voluntad. Los diablos temen más a los temperamentos exhaustos que a los opulentos como el suyo.

Imposible mirar solamente á aquel hombre sin sentir el corazón henchido de rabia. Por eso los de Entralgo y Villoria se apartaban cuanto podían de los parajes en que el jefe poderoso de Lorío relampagueaba de orgullo y de jactancia. Jamás se le viera más alegre y fanfarrón que aquella tarde.

Nunca la señora Chermidy había estado tan bella y tan radiante. Su cara parecía un sol; el triunfo relampagueaba en sus ojos; su sillón parecía un trono, y su voz sonaba como un clarín. Se levantó para recibir al duque; sus pies no tocaban sobre la alfombra y su cabeza, soberbia de alegría, parecía ascender hasta el techo. El viejo se detuvo atontado y jadeante al verla de tal modo transfigurada.

Hasta los innumerables soles de la vía láctea dejaban caer como nunca su blanca luz sobre la húmeda llanura. Júpiter relampagueaba en el cielo como el dios de la noche, rompiendo la obscuridad con sus hermosos rayos anaranjados.. De pronto cambió la decoración. Allá hacia Levante el pálido semicírculo de la luna asomó su cuerno superior sobre las aguas dormidas.

El viento, cada vez más fuerte, silbaba por entre la arboladura, que crujía fatídicamente. Las velas se agitaban en todas direcciones como trapos puestos a secar. El barco no podía mantenerse en equilibrio, porque el viento no tenía dirección fija, y allá a lo lejos, en las costas de la tierra de Arnheim y de la de Torres tronaba y relampagueaba sin cesar.

Rumiando con amargura todo lo dicho, anduvo don Paco sin reparar el camino que llevaba, hasta que le sorprendió la noche, oscura como boca de lobo. Ni luna ni estrellas se veían en el cielo, cubierto de densas nubes. Llovía recio y relampagueaba y tronaba.