United States or Fiji ? Vote for the TOP Country of the Week !


Le envolvieron los huracanes fríos de la altiplanicie, que parecían levantados por las alas de aquel demonio glacial, señor del desierto, de que hablaba el indio boliviano.

Una luz glacial y lívida penetraba por el ventanillo del dormitorio: la luz del amanecer. Jaime experimentó una sensación de frío. Arrancaban de su cuerpo las cubiertas del lecho; unas manos ágiles iban tentando los envoltorios de sus heridas.

Algunos de los dolores lancinantes y tensivos se refieren al corazon; la afeccion de este centro de la circulacion resulta del carácter nervioso de la fiebre, como se deduce de los síntomas siguientes: somnolencia, calosfríos y náuseas, calosfríos parciales, frio glacial, azulamiento de la cara, manos frias con calor general, y sensacion de frio en la piel.

Bufaba la insigne comadrona y resoplaba, ahogándose a pesar del ningún calor y de la mucha y glacial humedad de la atmósfera; cuando penetró en la casucha, revolviose en ella como un monstruo marino en la angosta tinaja en que el domador lo enseña.

Un motivo más de afecto para Ferragut, que lo encontraba cada vez más simpático, á pesar de su trato un poco glacial. Se dió cuenta repentinamente de que ya no era el conde ruso el que hablaba, pues con breves y certeras preguntas le hacía hablar á él, lo mismo que si lo sometiese á un examen.

En su rostro se bosquejó una sonrisa, que no hizo en María la menor impresión, como si resbalase en su aspecto glacial, debajo del cual su vanidad herida juraba venganza. El traje de Pepe Vera era semejante al que sacó en la corrida de que en otra parte hemos hecho mención, con la diferencia de ser el raso verde y las guarniciones de oro.

Así es que evito con mucho cuidado, desde hace dos meses, lo que la querida niña llama: «nuestras deliciosas horas de intimidadAunque su mirada es glacial y su nariz ostenta proporciones borbónicas, me conozco: si por desgracia me hablase de su ternura y de su admiración por mi hermosa inteligencia, en una noche como ésta, sería capaz de contestarle: «¡Como no!...» o «¡PerfectamenteEn fin, cualquiera de esas palabras apasionadas, irreparables, que lo hunden a uno en un abismo, para toda la vida.

Levantóse bruscamente, y después de mirarle con fijeza, entre airada y desdeñosa, le dijo con acento glacial: Tienes razón. Ese arreglo no puede convenirte.... Mejor será que cortemos de una vez nuestras relaciones. Y se dispuso a marchar. Raimundo quedó anonadado. ¡Clementina! gritó con desconsuelo cuando se hallaba ya cerca de la puerta.

Gillespie mostró extrañeza al salir de su alojamiento y ver á esta muchedumbre inesperada. Pero el día era hermoso, dentro de su encierro había una penumbra glacial, y creyó preferible sentarse al sol, teniendo en torno á su taburete un espacio completamente libre de gente. El alarido con que le saludó la muchedumbre extendida colina abajo fué á modo de un saludo risueño.

Pero qué frío estaba, tan frío que quemaba. El contacto del metal llevó por todo lo largo del espinazo de Mauricia una corriente glacial... Vaciló. ¿Lo cogería, o no? , mil veces; aunque muriera, era preciso cumplir. Con exquisito cuidado, más con gran decisión, empuñó la custodia bajando con ella por una escalera que antes no estaba allí.