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La inocencia de Edelmira era tan poco espantadiza que Paco hubiera podido propasarse a pisarle un pie sin que ella protestase a no sentirse lastimada. «Además, pensaba la joven, estas son cosas de aquí»; la tradición contaba mayores maravillas de la casa de los tíos. Obdulia, sentada enfrente, miraba a veces con languidez a la rozagante pareja.

Flimnap, que era el único que sabía lo que el orador pensaba decir, se estremeció considerando lo difícil que resultaba su trabajo. ¿Llegaría á exponer con habilidad, y sin que el público protestase, todo lo contrario de lo que había afirmado dos días antes?... Su confianza renació al ver la calma con que empezaba á hablar Gurdilo.

Ahora no es como en el 70 decía, blandiendo el tenedor ó agitando la servilleta. . Los vamos á llevar á patadas al otro lado del Rhin. ¡A patadas!... ¡eso es! Chichí asentía con entusiasmo, mientras doña Elena elevaba sus ojos como si protestase silenciosamente ante alguien que estaba oculto en el techo, poniéndolo por testigo de tantos errores y blasfemias.

Ahí tiene usté a mis primas las Alcaparronas, unas pindongas, que son la eshonra de la familia, y las grandísimas arrastrás tienen las onzas a puñaos, y coches, y los papeles jablan de ellas: y la pobresita Mari-Crú, que era mejó que el trigo, se muere, endimpués de una vida de trabajo. El gitano gemía, mirando al cielo, como si protestase de esta injusticia.

Con significativa sonrisa mostróle la dama al buey Apis el bouquet que tenía delante, y este, sonriendo también, dijo entre dientes, sin que ella protestase: El diablo son las mujeres...

A su despecho se sentían poseídos de admiración. ¡Tenía agallas el viejo! dijo uno, limpiándose unas gotas de sangre que le habían saltado a la cara. ¡Bien reñido estaba con la vida! manifestó otro. La verdad es, muchachos, que uno por uno este viejo se hubiera tragado a la media compañía con trapos y todo concluyó por apuntar un tercero, sin que nadie protestase.

Describía moniobras que nadie había visto; suponía en el general y sus colaboradores órdenes que nadie había dado; explicaba el presente con arreglo á mis lecturas pasadas, y siempre encontraba el medio de emparentar la batalla reciente con alguna de las de la juventud de Bonaparte. No había miedo de que alguien protestase escandalizado.

Por más que D. Francisco protestase del gusto que tenía en ver su casa llena de serafines, alguna vez le molestaban. Cuando se les ocurría admirar la obra peluda y se enracimaban en torno a la mesa, el gran artista, sin poder respirar dentro de aquella corona de preciosas cabezas, les decía riendo: «Niñas, por amor de Dios, echaos un poco atrás.

El dueño protestó: ¿para qué este destrozo inútil?... Experimentaba una tortura insufrible al ver las botas enormes manchando de barro las alfombras, al oir el choque de culatas y mochilas contra los muebles frágiles, de los que caían objetos. ¡Pobre mansión histórica!... El oficial le miró con extrañeza, asombrado de que protestase por tan fútiles motivos.

Y realmente ¡cuan peligroso seria en un juez un sistema de investigacion llevado hasta la incredulidad y el escepticismo! ¡Cuan insuperables serian las trabas que opondria al curso de la justicia una conciencia incontentable, que desconfiase de la razon, y protestase contra sus fallos!...