United States or Armenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


La viejecita se titulaba El viejecito: todas las obras perdían su título femenino, y si en ellas figuraban dos amantes, convertíanse en dos primitos, compañeros de colegio, que, agarrados de la mano jurábanse quererse mucho, estudiar y ser obedientes y humildes con sus maestros... ¡Serafines del cielo! Doña Cristina conmovíase con el relato de estas fiestas.

Y al decir esto Flora besó conmovida sus propios dedos que había puesto en cruz. Jacinto vió de repente todos los ángeles y arcángeles, serafines y querubines, tronos y dominaciones del cielo.

Todas esas escenas de comedia, en prosa y verso; todas las páginas amorosas de las novelas, en que salen a relucir las flores, los arroyuelos, las estrellas, la luna, los ángeles y los serafines, todo, absolutamente todo eso, es mentira, completamente mentira. El amor, el verdadero amor, no halla palabras, no encuentra léxico para expresarse.

Risas. «¡Qué feliz soy, pero qué feliz soy hoy, Dios mío! exclamó la joven, con semblante y ojos iluminados . No me cambiaría por todos los ángeles y serafines que están brincando delante de su Divina Majestad en el Cielo; no me cambiaría, no me cambiaría». Ni yo... hace tiempo que yo necesitaba una alegría. Estaba triste, y decía: «A me falta algo; ¿pero qué es lo que me falta a ?».

Sobre el platillo de doce lados de la planta, en cuyas esquinas hay lindas cabecitas de serafines, se levanta un cuerpo de tres zonas: la primera, de ángulos entrantes y salientes, deja francos seis de los lados del duodecágono para la colocacion de las asas ó agarraderos por donde se sostiene la custodia.

Y la gloria anegada en luz, y las cabecitas de los serafines, envueltos en clarísimos resplandores, ¿qué tienen que envidiar a los cielos y los ángeles del gran Murillo?

Lo que te puedo asegurar es que un día fui al salón del Conservatorio a oír los cuartetos y me gustó tanto, que estaba embelesada... Aquello era un coro de serafines con guante blanco. ¡Qué sensaciones tan delicadas! Yo me remontaba a un cielo que también era salón. ISIDORA. Te diré... Oyendo aquella música, yo me olvidaba de todo y bendecía a Dios, que no me ha hecho vulgo... Vamos a otra cosa.

Se sofocaba tanto, que el farmacéutico creyó prudente llevar la conversación a un terreno insignificante; pero Fortunata se las componía para volver a lo mismo, a que ella y la Delfina iban a ser uña y carne, y a que su conducta en lo sucesivo había de ser como de quien está en escuela de serafines. «Aquí donde usted me ve, amigo Ballester, yo también puedo ser ángel, poniéndome a ello.

Si fuese Dios, te diera los espacios, Y las nubes de grana y de topacios, Esos astros que pueblan los confines, Y el coro de celestes serafines, El mar, la luz, del cielo el embeleso, Tan solo por un beso! Voga, voga con ánimo valiente Empuñando el timon con firme mano, Y no te arredre ese murmullo vano Del vulgo necio y del motin rugiente.

No estoy celoso ni envidioso de los santos, de los mártires, de los bienaventurados, ni de los mismos serafines. Mientras mayor me represento el amor de Dios a las criaturas y los favores y regalos que les hace, menos celoso estoy y más le amo, y más cercano a le juzgo, y más amoroso y fino me parece que está conmigo.