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Sobre lo desconcertado que ya estaba, aquella contestación y la actitud inquisitorial con visos de hostil en que se me presentaba acabaron de privarme de las escasas migajas de razón que aún retenía. Comencé a desbarrar de un modo lamentable.

, pero he cambiado de parecer. ¿Cree usted que yo voy a privarme del placer de quedarme a su lado durante algunas horas más por no contrariar a esa joven que tiene el aplomo de forzar el consentimiento de las personas? Entonces ¿por qué le hizo la historia de que tenía otra invitación para esta noche? Para no prometerle una cosa que yo esperaba obtener de usted.

Abrí el sobre y en un cuadrado de bristol en una de cuyas esquinas se veía la cifra J.H., rodeada por el lema Never more, leí estas líneas: "Siento infinito privarme de su visita que me hubiera causado gran placer, pero los artistas no son siempre dueños de su voluntad. Parto para Chicago y Nueva York, donde permaneceré algunas semanas.

Cierto que de eso vivimos, y de las enfermedades; pero, a pesar de todo, preferiría privarme de muchas cosas y no comer nada más que una tajada de tocino y un trozo de pan moreno, a tener que ser testigo de los sufrimientos del prójimo. El marqués interrumpió sus clamores. Vaya, doctor le dijo, que la ocasión no es la más oportuna para filosofar.

»He jurado a Teobaldo me dijo, no hablar a usted de mi amor y sostendré este juramento. Pero había ofrecido también velar por usted, protegerla, dedicarle mi vida entera, y cumplo esta promesa. Soy un amigo... un hermano... que nada pide para , sólo desea ver a usted... porque vivir sin verla me es imposible, lo he ensayado y no tengo el suficiente valor para privarme de ello; preferiría morir.

Y los convidados aprobaron todos con la cabeza las palabras de aquella profunda mujer. Sonaron las cinco en el reloj de la cámara. El capitán se acercó á ellos y les dijo cortésmente: Señores, vamos á levar anclas. Siento mucho privarme de tan buena compañía, pero es preciso... Á no ser añadió sonriendo que quieran ustedes venirse al Perú conmigo y con este buen mozo.

Al ver que personas egoístas quieren arrebatarme lo que es mío, y privarme del único consuelo de mi vida, me siento tan rabiosa, que sería capaz de acciones indignas de mi categoría y de mi nombre. No me parece la situación de usted le dije ni tan triste ni tan desesperada como la ha pintado. Usted puede reclamar a su hija, llevándosela para siempre consigo.

Llegó a parecerme que lo que me habían concedido había sido por pura merced y bondad, y que era natural privarme ahora de lo que no merecía. Hacia Gloria, dando por supuesto que me había engañado, no sentía rencor alguno. El malagueño seguía inspirándome aversión y repugnancia, pero no deseaba vengarme de él.

Debo privarme de su presencia, y sólo de tarde en tarde encuentra abierta una casa que yo le hice considerar como suya... Por tu culpa, ese muchacho, en el que veía á un hijo, es ahora simplemente un hombre, y yo, su madre, he vuelto á ser una mujer. El rostro de Lubimoff se puso ensombrecido y terroso, como en la tarde del duelo. Iba comprendiendo.

Esta paz y este sosiego de que gozo fomentan mi egoísmo, y cada día se acrecienta más mi temor de perder ese sosiego y esa paz que me son tan gratos y tan caros en medio de la agitación y del tumulto de esta ciudad populosa. ¿Por qué pretende usted privarme de mi tranquilidad y despertar mi corazón que se reposa y está como dormido?