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Salvo la ligera mencion que les merece á Leon Pinelo y Nicolás Antonio, y esa de referencia á lo que dijo el dominico, el libro de Betánzos no vuelve á sonar hasta nuestros dias, citado dos ó tres veces, y no con distincion, por Prescott en su Conquista del Perú, entre los materiales de que se sirvió para recomponer ó fantasear el pasado de aquella vastísima monarquía.

Las grandes lagunas que hay en los Libros de Fábrica de estos años, impiden saber cuando y por qué orfebre se comenzó la obra; siendo de miércoles 8 de Mayo de 1504 el primer auto capitular que encontramos referente á ella por el cual parece que no se había comenzado aun pues en él se dispuso que «pedro pinelo faga vna custodia muy buena de plata e su aparejo de brocado» y sin embargo en 10 de Diciembre del citado año encargaron al Maestrescuela y al Arcediano de Carmona «que vean con algunos plateros cierta obra que se desfizo de la que los plateros que fazen la custodia tenían labradoEl auto anterior por consiguiente, tuvo por objeto recomendar al Canónigo Pinelo que cuidase de que la obra de la alhaja fuese excelente y por no considerar así lo que hasta entonces llevaban hecho sus autores, se acordó que desbaratasen lo labrado.

León Pinelo, en sus Anales manuscritos de Madrid, habla así de la entrada del Príncipe: Domingo 26 de marzo 1623. «Las galas y libreas fueron riquísimas, el adorno de las calles lucido y puestos á trechos Theatros con danzas, bayles y comedias, máscaras y otras invenciones. El dia no fué muy favorable, porque llovió toda la mañana, aunque la tarde dió lugar á la entrada.

Los ejemplares de que nos hemos valido, nos han sido franqueados, con su acostumbrada liberalidad, por el Sr. Canònigo Dr. D. Saturnino Segurola; y no creemos que se halle en Buenos Aires otra copia de la edicion de Lisboa. La que cita Pinelo , del año de 1631, si existe, debe ser mucho mas rara que la primera; puesto que ha quedado ignorada á los demas bibliògrafos.

Un episodio de la historia de la provincia, particular á Aten, hará conocer la índole de sus habitantes . En 1811, en consecuencia de haber sido derrotado por los Españoles el destacamento del ejército patriota, que bajo las órdenes del general Pinelo se encaminaba del Cuzco hácia La-Paz, el doctor Muñecas, secretario de aquel jefe y eclesiástico de mucho mérito, se refugió con algunos otros oficiales y patriotas en el valle de Larecaja, donde logró con su influencia sublevar en tropel á los habitantes contra los Españoles.

León Pinelo, en sus Anales de Madrid, no impresos, habla así de la fama y admiración general de que gozó Lope de Vega: «Llegó á conseguir tanta estimacion para con todos, que se puede advertir de esto tres raras circunstancias que de otro ninguno se dicen: la primera, que no hubo en España grande, título, prelado, caballero, ministro, religioso ni hombre de calidad, letras y partes que no le buscase, y si se ofrecia no le diese con mucho gusto su lado y su mesa.

León Pinelo en sus Anales de Madrid alaba "la estimación que le dió el pueblo dondequiera que estuvo, y particularmente en esta Corte, donde en oyéndole nombrar los que no le conocían se paraban en las calles a mirarle con atención, y otros que venían de fuera luego le buscaban y a veces le visitaban sólo por ver y conocer la mayor maravilla que tenía la Corte, y muchos le regalaban y presentaban alhajas sin más título que el de ser Lope de Vega, y si llegaba a comprar cualquiera cosa de mucha o poca calidad, en sabiendo que era Lope de Vega se la ofrecían dada o se la vendían con toda la cortesía y baja de valor que les era posible;... dieron en Madrid, más de veinte años antes que muriese, en decir por adagio a todo lo que querían celebrar o alabar por bueno, que era de Lope; los plateros, los pintores, los mercaderes, hasta las vendedoras de la plaza, por grande encarecimiento, pregonaban fruta de Lope, y un autor grave, que escribió la historia del señor don Juan de Austria, para levantar de punto la alabanza, dijo de uno que era capitán de Lope, y una mujer, viendo pasar su entierro, que fué grande, sin saber cúyo era, dijo que aquel era entierro de Lope, en que acertó dos veces". Quevedo, en la aprobación de las Rimas de Burguillos, se refiere también a este uso popular de calificar como de Lope a lo excelente: "Frey Lope Félix de Vega Carpio, cuyo nombre ha sido universalmente proverbio de todo lo bueno."

Arçobispo vayan a su señoría e le digan como su señoría fué contento que se fiziese de la manera que estaua al principio traçado y que desta manera ayan así a por bien que se acabePor último en 10 de Julio de 1506 se ordenó al Canónigo Pinelo «que venda el arca de madera en que antiguamente se lleuaua el corpus xpi

Pinelo, Anales de Madrid, manuscrito del año 1635. Francisco Manuel de Melo, Apólogos dialogales: 1657, pág. 635. Quevedo, en las Obras de Burguillos. Montalbán, I, c.

Esta órden, incluida por Antonio de Leon Pinelo en los extractos, copias y apuntes que hizo de los libros de registro de dicho Consejo, siendo su relator, en un tomo voluminoso, que se conserva en la Biblioteca de nuestra Academia de la Historia, es otra explicacion, por lo ménos interina, del dudoso orígen del MS. del Escorial; pero da segura noticia del paradero, hasta hoy desconocido, de las obras del gran cronista del Perú, tres años despues de su muerte, en poder de una persona que acaso fué su amigo y escogiera por testamentario, fiando en su honradez y bondad públicas y notorias en Sevilla.