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El año que precedió a su matrimonio había sido el más triste y el más miserable de su pobre juventud. Pero el año que siguió la indemnizó en parte. Vivía en Corfú en un círculo de admiradores apasionados. Todos los que la rodeaban, viejos y jóvenes, experimentaban por ella un sentimiento muy parecido al amor.

Luego soltó una carcajada. Un hilito de agua que caía del techo se le había introducido por el cuello. Hizo reir el suceso, pero sin espontaneidad. En el fondo, todos experimentaban un vago temor, cierta ansiedad que trataban de ocultarse. La jaula trajo de la superficie otro montón de gente. La tercera vez llegó casi vacía.

Y hablando del célebre pasto con otros que eran dueños igualmente de tierras yermas y esperaban el momento del riego, no sentían el paso de las horas nocturnas. Experimentaban las mismas emociones de los niños mientras escuchan en la velada el relato de un cuento prodigioso.

Su conducta anterior respecto a la madre común se les aparecía de pronto como una injusticia y experimentaban vivos deseos de rectificarla. ¿Vamos a encerrarnos en el Casino en un día como éste? exclamaban . No, nunca. Sería una verdadera vergüenza... Pero después de almorzar, el cielo comenzaba a nublarse. Malas lenguas afirman que era el Casino quien preparaba los nublados.

Seguramente que el levitón de don Raimundo no ejercía atracción tal sobre Jacinto y Quilito y el grupo de congresistas de la calle Piedad, que capitaneaban; al contrario, era odio mortal, era terror pánico, lo que experimentaban así que le veían acercarse, dando el hombre tropezones a causa de su miopía.

Finalmente, los vecinos de la población, á pesar de que no experimentaban ya interés alguno en este asunto, se dirigieron también á aquel sitio y atormentaron á Ester, tal vez mucho más que todo el resto de los circunstantes, con la fría é indiferente mirada que fijaban en la insignia de su vergüenza.

Conocida por el corregidor, D. Felix José de Villalobos, la buena disposicion de los Cochabambinos, y asegurado de su fidelidad, dispuso 600 hombres, que á las órdenes de D. José de Ayarza, saliesen á conocer los estragos que se experimentaban en su provincia.

La vida concentrada en sus ojos se esparció, descendiendo hasta sus pies... Y echó á correr, sin saber adónde ir, sintiendo la misma necesidad de ocultarse que experimentaban aquellos hombres encadenados por la disciplina, obligados á aplastarse en el suelo, á envidiar la blanda invisibilidad de los reptiles.

Una especie de rocío refrigerante de honradez, dulzura y religiosidad se derramó sobre el público; las gentes experimentaban impulsos de abrazarse, de rezar y de charlar. ¡Después dirán que los oscurantistas se levantan por la religión! ¡, ! ¡Por cobrar las contribuciones y destruir ferroscarriles! ¡Que vengan a oír esto! ¿Quién duda que los mejores cristianos son los federales?

Los dos jóvenes se miraban con cierta vehemencia; pero al hablarse experimentaban una gran timidez, como si no se conocieran desde niños, como si no hubiesen jugado juntos cuando el señor Paco venía de tarde en tarde a visitar a su viejo camarada en la viña. El padrino sonreía socarronamente viendo la turbación de los muchachos. No parece sino que ustés no se han visto nunca.