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De pronto un vivo sonrojo se esparció por su rostro, e iba a hablar con impetuosidad, cuando una conmoción interior, que disipó aquel sonrojo y le hizo temblar, pareció detenerle de nuevo. En fin, dijo con voz débil, mirando fijamente a William: Ahora me acuerdo, el cuchillo no estaba en mi bolsillo. William respondió: No lo que queréis decir.

23 Y le hizo instruir, y esparció todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fuertes, y les dio provisiones en abundancia, y fue dado a muchas mujeres. 1 Y cuando Roboam hubo confirmado el reino, dejó la ley del SE

5. Tambien se esparció por entonces cierta voz, que así como alegró los

La vida concentrada en sus ojos se esparció, descendiendo hasta sus pies... Y echó á correr, sin saber adónde ir, sintiendo la misma necesidad de ocultarse que experimentaban aquellos hombres encadenados por la disciplina, obligados á aplastarse en el suelo, á envidiar la blanda invisibilidad de los reptiles.

La avalancha de dolor se esparció por el castillo. A las pocas horas, todo él estaba ocupado; no había un lecho libre; las últimas camillas quedaron á la sombra de los árboles. Funcionaban los teléfonos incesantemente; los operadores, puestos de mandil, iban de un lado á otro, trabajando con rapidez; la vida humana era sometida á los procedimientos salvadores con rudeza y celeridad.

Una música suave, ligera, como la vibración de un vaso de cristal frágil y delgado, se esparció por la terraza. Freya siguió su ritmo con un leve movimiento de cabeza. Conocía esta música dulzona, la Serenata de Toselli, lamento de pasión que removía el alma de las viajeras en los halls de los grandes hoteles.

Sin embargo, al cabo de un rato, observando la impaciencia de su amigo, traducida en vivos movimientos descompasados que hacían rechinar la silla y ponían en peligro inminente la botella del agua y las tazas de café, levantó los ojos hacia él, y una benévola sonrisa de compasión se esparció por su rostro reflexivo.

Y la esposa de Sánchez Morueta, acariciando estos pensamientos, corría en su automóvil hacia la villa, dejando tras las ruedas nubes de polvo. Pepita, desde una ventana de su cuarto, siguió un momento la marcha del vehículo y al verle desaparecer, esparció su mirada por el paisaje, con la vaguedad melancólica de los que se sienten enamorados y perciben en todo lo que les rodea una nueva vida.

Ese pensamiento, que se despertó de pronto en mi cerebro, esparció en él una oleada de luz tal, que cerré los ojos como cegada. Y luego de nuevo gritar en : «¡Marta morirá y será tu deseo lo que la habrá muertoApreté los dientes y apoyándome en la pared me arrastré hasta el cuarto de la enferma.

Miéntras que estaban en esta conversacion, se esparció la voz de que acababan de ahorcar en Constantinopla á dos visires del banco y al muftí, y de empalar á varios de sus amigos; catástrofe que metió mucha bulla por espacia de algunas horas.