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Todo este tiempo no le había vivido sólo en Manila. Había estado en diversas tierras de gentiles, difundiendo la luz del Evangelio; había pasado apenas creíbles trabajos; había arrostrado graves peligros, y aun había estado dos veces a punto de alcanzar una muerte tan cruel como gloriosa, no salvando la vida sino después de sufrir prolongado martirio.

De Jaén se contaban atrocidades que apenas son creíbles en militares de un país europeo. Dijéronnos que mujeres y niños habían sido inhumanamente degollados, y que igual muerte padecieron dentro de sus mismos hospitales varios frailes agustinos y dominicos enfermos.

Pero aun debemos desconfiar de que verifiquen la evacuacion de Albuquerque que han prometido; porque despues que la ofrecieron han quintuplicado su guarnicion y la de Coimbra, llevando á ellas los gefes mas acreditados, y han reconocido, é intentado establecerse en los 21°: y á esta hora ya lo hubiesen hecho, si no los hubiésemos prevenido, segun dicen las últimas noticias, que, aunque adquiridas por los bárbaros, se hacen creibles en vista de la gente que han hacinado; con la que quizás nos hubiesen ya atacado, si no hubiesen visto que no pueden entrar en contiendas efectivas con nuestros buques.

Habían visto cosas extraordinarias, salvando dificultades no creíbles, y se sentían gordos, orgullosos y facultados para tomar la decisión más estrafalaria que ocurrírseles pudiera. En este estado de énfasis, vieron a cien metros de ellos varias vacas detenidas a orillas del camino, y encaminándose allá llegaron a la tranquera, cerrada con cinco robustos palos.

Esta Advertencia que pudiera parecer escusada, respecto del Viage al Parnaso de Miguel de Cervantes, por ser mera reimpresion de un libro tan conocido, la exige la publicacion de las dos piezas igualmente poeticas, que ahora se dan á luz la primera vez. Una es tragica: y otra comica. Una se intitula La Numancia: la otra El Trato de Argel. De entrambas hace mencion, baxo estos mismos titulos en el Dialogo con el poeta Pancracio, en el Discurso del Canonigo de Toledo con el Cura Pero Perez, que se introduce en D. Quixote, y al fin de la comedia de los Baños de Argel, impresa el año de 1613. Estas dos son del número de aquellas veinte ò treinta comedias que escribió por los años de 1582. recien redimido del cautiverio de Argel, y de las quales dice que todas se representaron en los teatros de Madrid con gusto general del pueblo. Pero sin embargo de estos elogios, en ambas se observan ciertas irregularidades que las mancomunan con muchas de las que despues reprehendió tan justamente el mismo Cervantes. Porque el Trato de Argel no tanto merece el nombre de comedia, como el de una simple relacion lastimosa y tragica por lo comun, de los trabajos que padecian los cautivos cristianos en poder de los infieles, en cuya pintura entran tambien las reprobadas costumbres de unos y de otros, cuyos sucesos son tanto mas creibles en la pluma del autor, quanto que por él pasaron muchos de ellos; y asi se introduce en ella

Así, para la credulidad fundamental del niño, del salvaje y del ignorante, las explicaciones son tanto más creíbles cuanto son más disparatadas, más extraordinarias, más fantásticas, que es decir, más atrayentes, más impresionantes sobre la imaginación predominante en ellos.

Los valientes caballeros que de esto se encargaron hicieron prodigios apenas creíbles. En aquel trance murieron más de cincuenta portugueses, no pocos de ilustre familia y entre ellos el mismo Jorge Brito capitán de la hueste, y los cinco músicos que siempre llevaban consigo, Porque gustaba en extremo de que le exaltasen y animasen en el combate cantando y tocando instrumentos sonoros.

Ambas cosas eran creíbles. «Si lo primero pensaba Pepe nada hay en ello de particular: si lo segundo, malo será que mi hermano empiece así, poquito a poco, y acabe pretendiendo que nos hundamos la tabla del pecho a puñetazos. Sea lo que fuere, no estoy desprevenido: ello dirá

Muerto Balarán, y sabiendo ya Babur por sus esculcas las apenas creíbles hazañas de Miguel de Zuheros, iba, según anunciaba Tiburcio, a recibirle con palmas y laureles.