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-Por mi fe, hermano -replicó el del Bosque-, que yo no tengo hecho el estómago a tagarninas, ni a piruétanos, ni a raíces de los montes. Allá se lo hayan con sus opiniones y leyes caballerescas nuestros amos, y coman lo que ellos mandaren.

Reúne, llama a todo el mundo, Carlos dijo solemnemente, para que todos sepan que te he sacado de los abismos de la iniquidad y de la compañía de los cerdos y de las mujeres perdidas, y mándales que coman, beban y se regocijen. No si el anciano tenía para esto otro motivo, no analizado todavía.

No hay mas que usté es rico y se yeva las parmas y las buenas jembras, y yo rabio muchas veses de hambre, y acabaré, si me descuío, hecho una criba en medio der campo, pa que se me coman los cuervos. ¡Pero a saber el ofisio no me gana, señó Juan! Usté sabe dónde debe darle al toro pa que venga al suelo en seguía.

Dentro de poco será capaz de pedir que lo maten automáticamente y que lo desmenucen de un modo científico. Las costumbres patriarcales del cerdo gallego van desapareciendo. El cerdo progresa. Y si esto continúa así, será cosa de recomendar a nuestros políticos que coman cabeza de cerdo a ver si se les pega algo. Uno de los mariscos más dignos de estimación es la vieira.

Pero con las amiguitas que ahora iban a acompañarla por las noches, no tomaba ninguna precaución. «Madres tienen», decía, o «con su pan se lo coman». Y añadía siempre lo de: «Mientras no falten a lo que se debe a esta casa...». Uno de los que más partido habían sacado de estas ideas de la Marquesa y de su tertulia era Mesía.

De si tien o no tien dinero en el Banco. ¿Y a qué? Con su pan se lo coman. Con el nuestro, ¡ja, ja!... y encima codillo de jamón. ¡A callar se ha dicho! gritó el cojo, vendedor de La Semana . Aquí se viene a lo que se viene, y a guardar la circuspición. Ya callamos, hombre, ya callamos. ¡A ver!... ¡Ni que fuas Vítor Manuel, el que puso preso al Papa! Callar, digo, y tengan más religión.

Y en cuanto a la ruina de Europa que mi amigo Lobo presiente, yo no la veo tan cercana. Por allá son listos y ya irán pasteleando y allanando dificultades, hasta que todos los hombres, a fuerza de máquinas, ingeniaturas y otras invenciones sutiles, coman mejor, vivan más cómodamente y luzcan trapitos de cristianar de diario.

Déjese usted de alquitranes y de potingues. Ni curas ni boticarios me sacarían un cuarto. Que coman yerba..., ¡hala! Y a ustedes los médicos, si yo arreglara el mundo, los pondría a que me barrieran las calles, a que me desecaran los pantanos, a que me desinfectaran las alcantarillas... Ahí es donde están las enfermedades.

¡Mal rayo me parta treinta veces y media, y permita Dios que al primer noroeste que me coja en la mar me coman las merluzas!... ¡Si pa esto nace uno, valiérame más no haber nacío!... ¡Perro de , que no la hice macizo antes de llegar á perder la pacencia y la salú por la grandísima bribona!... Y comiéndose los labios de coraje, métese el Tuerto en su buhardilla y cierra la puerta del balcón.

Repartió a cada uno tan poco carnero que entre lo que se les pegó en las uñas y se les quedó entre los dientes, pienso que se consumió todo, dejando descomulgadas las tripas de participantes. Cabra los miraba y decía: -Coman, que mozos son y me huelgo de ver sus buenas ganas. ¡Mire V. Md. qué aliño para los que bostezaban de hambre!