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Pedro Carvallo ardió, pues, en cólera al oír y ver a Morsamor, y le replicó de esta suerte: Mi encuentro contigo, no será ni quiero que sea suave, pero me será grato. Tiempo ha, que me tienta el demonio con el prurito de matarte, y ahora me ofrece la ocasión más propicia. ¡Defiéndete, miserable! Y Pedro Carvallo desenvainó la espada y se puso en guardia adelantándose hacia Morsamor.

Y Tiburcio respondía riendo siempre: Tiempo te sobró para matarle cuando estabas suelto. Ahora te atamos por caridad y para que no mueras. Blasfemó, chilló e insultó de nuevo Pedro Carvallo. Teletusa pensó y propuso ponerle una mordaza, pero no lo consintió donna Olimpia y con voz imperiosa dijo: Llevadle al desván con los otros, echad la llave y traédmela. Que pasen allí la noche.

D. Juan Antonio Zelaya, se dijo: Que se conforma con el voto dado por el Sr. D. Manuel José de Reyes. Por el Sr. D. Nicolas de Bedia, se dijo: Que reproduce el voto del Sr. D. Vicente Carvallo. Por el Sr. D. Norberto de Quirno y Echandía, se dijo: Que reproduce el voto del Sr. D. Manuel José de Reyes. Por el Sr. D. Agustin de Orta y Azamor, se dijo: Que reproduce el voto del Sr.

Y ya Pedro Carvallo había recogido la espada; y sin tener en cuenta en su furiosa locura la magnanimidad de Morsamor, se disponía de nuevo a embestirle, cuando Morsamor se sintió de repente ceñido el cuerpo en estrecho abrazo y cubierto el rostro de besos. Donna Olimpia, In tutto il vezzo, della sua persona,

El nuevo galán semi-favorecido fue Pedro Carvallo, hidalgo poco sufrido y en extremo orgulloso por las riquezas y por la fama de valiente soldado que de la India había traído. Pedro Carvallo era además infatigable emprendedor en conquistas amorosas de todo linaje.

Con igual ahínco acometía la más fácil como la más difícil empresa, y ya le hemos visto aparecer en esta historia acompañando a la célebre aventurera italiana Donna Olimpia de Belfiore. Con gusto entró Pedro Carvallo en más arduo y noble empeño.

El libro es éste: Cisne de Apolo de las excelencias y dignidad y todo lo que al Arte poetico y versificatorio pertenece. Los metodos y estylos que en sus obras deve seguir el poeta, por Luys Alfonso de Carvallo, Clerigo: Medina del Campo, 1602. «Pagina 124 a.

Era Pedro Carvallo, el hombre de más violento carácter y más iracundo que hubo en Portugal en aquellas edades. Terrible era además su encono contra Morsamor, primero por natural antipatía, y después por su rivalidad en amores con doña Sol, de quien Morsamor, en cierto modo había sido harto más favorecido.

Visitó primero a Pedro Carvallo, le enteró del enfado de la Reina y en nombre de su Alteza y con pleno y libre consentimiento de doña Sol, le intimó que desistiese de sus pretensiones y persecuciones. Duarte de Mendaña, más severamente aún y con no menor recato, habló con Morsamor, le robó de parte de doña Sol toda esperanza de ser amado de ella y le exigió que no siguiese pretendiéndola.

Pero dejando a un lado alabanzas, diré en cifra y resumen, que Acevedo, lo mismo que Carvallo, quiso llevarlo todo por la tremenda, y que prevenidos a tiempo mis dos escuderos, que andan siempre alerta y ojo avizor, aun antes de que Acevedo y Tiburcio desenvainasen las espadas, se apoderaron de Acevedo, y con el auxilio de Teletusa y de vuestro doncel, le ataron chistosamente abrazado a la vieja Claudia y traspusieron con ellos al desván, donde se los encontrará el Sr.