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Cuando el fuego lo caliente, cuando los pequeños ríos que ahora se encuentran diseminados en sus abruptas cuencas, empujados por la fatalidad se reunan en el abismo que los hombres van cavando, contestó Isagani. No, señor Simoun, añadió Basilio tomando un tono de broma.

Fermín era el padrino de Rafaelillo, único hijo del señor Paco, al cual también se le había muerto la mujer durante la época de persecuciones y presidio. Los dos compadres emprendieron juntos sus penosas expediciones de contrabandistas pobres. Marchaban a pie, por las veredas más abruptas de la sierra, aprovechando los conocimientos adquiridos en las complicadas marchas de las partidas.

No es, pues, extraño que Suiza sea tan pintoresca, ofreciendo los mas variados paisajes de topografía y vegetacion, desde el profundo valle y la ondulosa planicie hasta las agujas graníticas, negras y completamente abruptas, y las cúpulas de nieves eternas que se pierden en los abismos de la atmósfera, casi jamas holladas por el hombre.

Esos oficiales tan inteligentes, tan correctos, tan irreprochables, y esos soldados tan alegres, tan ordenados, tan pulcros, que estábamos acostumbrados á ver en los restaurants, en los cafés, en los teatros y en los paseos de nuestra bella ciudad capitalina, marchan hoy, resueltos, animosos, decididos, indomables, por las abruptas montañas del Oriente, recorriendo distancias enormes, atravesando valles y cañadas, salvando espantosos precipicios; y siempre firmes, siempre ardorosos, siempre entusiastas, insensibles á la fatiga, inconmovibles ante el peligro, solo tienen una ambición: vencer, y un solo pensamiento: mostrarse dignos de la confianza en ellos depositada.

La aspereza, los ángulos frágiles de esa costa de guijarros, sus puntas y sus picos, sus entradas súbitas y abruptas, imponían á la tempestad saltos, botes, esfuerzos increíbles, torturas infernales. Rechinaba de blanca espuma, pareciendo responder con una sonrisa execrable á la ferocidad de las lavas que desapiadadamente la rompían.

¡No ocurrírsele nunca asomar la cabeza fuera de Palma para ver el campo, de un verde tierno, con sus acequias susurrantes; el cielo, de suave azul, en el que flotaban islotes de blancos vellones; las colinas, de un verde obscuro, con sus molinillos de viento braceando en la cumbre; las sierras abruptas, de color de rosa, cerrando el fondo; todo el paisaje risueño y rumoroso que había asombrado a los navegantes antiguos, haciéndoles llamar a Mallorca la isla Afortunada!... Cuando, gracias a su casamiento, adquiriese una fortuna y pudiera rescatar el hermoso predio de Son Febrer, pasaría en él la mayor parte del año, lo mismo que sus ascendientes, haciendo la vida rústica y benéfica de un gran señor, dadivoso y respetado.

Las riberas del rio eran mas empinadas, el cauce mucho mas estrecho, y en vez de las gramíneas de los bajos pantanos teníamos á la vista muchos huertos y alegres sementeras de trigos y legumbres, largas filas de álamos blancos y sauces en una y otra margen, bosques mas ó menos considerables, de una frescura y lozanía deliciosas, y levantadas barrancas abruptas sobre las cuales se destacan graciosamente algunas poblaciones vecinas á Sevilla.

Las dos serranías abruptas de Rossberg y Rigi estaban aún perfectamente negras, encapotadas por falanges de nubes sombrías que parecian adheridas al oscuro crespon de los bosques de abetos, duplicando la majestad de los desnudos picos y los medrosos derrumbaderos.

Se encuentran estas ruinas en grandes alturas, hasta mas de 4000 metros, en valles, mesetas y entre las breñas mas abruptas, colgadas, puede decirse, entre las anfractuosidades de los cerros casi verticales. Hay construcciones aisladas, y grandes estensiones fortificadas dominando los valles cubiertos de ruinas de pueblos.

Debía ser una concesión hecha a estos profanos, venidos de las ciudades para pasmarse de admiración ante ella, durante dos meses, y que, transcurrido este tiempo, se apresuraban a huir y olvidarla. El mar también se presentaba de otra manera a la vista de la joven, más grandioso y más trágico, batiendo incesantemente las costas abruptas.